OBJETIVOS:
- Descubrir que Dios llama a cada persona para un servicio concreto en la Iglesia.
- Conocer el significado, la celebración y los dones del sacramento del Orden.
- Preguntarse por la llamada que Cristo hace a cada uno a seguirlo.
- Orar por las vocaciones al sacerdocio.
Los miembros de la Iglesia estamos unidos a Cristo por la fe y el bautismo. Todos participamos de alguna manera de en la misión que Cristo recibió del Padre. Todos debemos contribuir al crecimiento de la Iglesia, colaborar en la difusión del Evangelio con el testimonio de nuestra vida y de nuestra palabra y ofrecer al Padre el sacrificio único de Cristo, participando activamente en la celebración de la Eucaristía.
Os daré pastores según mi corazón (Jer 3, 16 ). Dios había prometido a su pueblo no dejarlo nunca sin pastores que lo congregaran y lo guiaran. La Iglesia experimenta que esta promesa se realidad y da gracias al Señor porque en Jesucristo, el Buen Pastor, se cumple definitivamente.
De entre sus discípulos, Jesús escogió a 12 para que estuviesen con Él. Ellos aprendían de Él a través de sus gestos y sus palabras. Jesús encomendó a los Apóstoles y a sus sucesores el ministerio de apacentar al Pueblo de Dios y cumplir el mandato de anunciar el Evangelio y de renovar cada día el sacrificio de su cuerpo entregado y de su sangre derramada por la vida del mundo. A su vez, los Apóstoles llamaron a otros hombres, como obispos, presbíteros y diáconos, para que cumplieran aquel mandato del Señor resucitado.
Cristo mismo había establecido su Iglesia de manera que en ella siempre hubiera pastores que sirvieran al Pueblo de Dios con una potestad especial para anunciar la Palabra de Dios, celebrar los sacramentos y presidir y guiar a toda la Iglesia.
Por el sacramento del orden algunos bautizados son consagrados para ser ministros de la Iglesia y continuar la misión que Cristo dio a los Apóstoles. Este sacramento se ejerce en tres grados que son insustituibles para la estructura orgánica de la Iglesia: el episcopado, el presbiterado y el diaconado. Cada uno según el grado en que ha sido ordenado representa a Cristo en la Iglesia y ejerce el ministerio propio en nombre de Cristo y al servicio del Pueblo de Dios.
El sacramento del orden se confiere mediante la imposición de las manos -Por parte del obispo sobre la cabeza del ordenando-, y con una solemne oración consecratoria. Con ella, el obispo pide a Dios para el varón que es ordenado una especial efusión del Espíritu Santo y de sus dones, que lo transforme interiormente a imagen de Cristo sacerdote y capacite para el ejercicio del ministerio. La ordenación confiere un carácter espiritual imborrable, por eso no puede repetirse ni conferirse por un tiempo determinado, imprime carácter.
Vemos los grados del Sacramento del Orden:
¿CÓMO DEBEN SER LOS PASTORES EN LA IGLESIA?
El apóstol San Pedro en una de sus cartas explica cómo deben comportarse los ministros de la Iglesia:
Pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño (1Pe 5, 2-3).
Más recientemente el Concilio Vaticano II señala: "Los sacerdotes del Nuevo Testamento, aunque por razón del Sacramento del Orden ejercen el ministerio de padre y maestro, importantísimo y necesario en el pueblo y para el Pueblo de Dios, sin embargo, son, juntamente con todos los fieles cristianos, discípulos del Señor, hechos partícipes de su Reino por la gracia de Dios que llama. Con todos los regenerados en la fuente del bautismo, los presbíteros son hermanos entre los hermanos, puesto que son miembros de un mismo Cuerpo de Cristo, cuya edificación se exige a todos" (CONCILIO VATICANO II, Presbyterorum ordinis,9).
¿POR QUÉ LOS SACERDOTES NO SE CASAN?
Los obispos, presbíteros y en algunos casos, los diáconos, se consagran especialmente al Señor, prometiendo el celibato, es decir, no casarse. Así los ministros de Cristo manifiestan su voluntad de unirse en amor con Cristo y estar decididos a vivir según el modelo de Jesús y conforme a la libertad con que Él se entregó al servicio de los demás. El celibato es señal de la entrega sin reservas de Cristo por todos y estímulo de una caridad abierta a todos. Desde el celibato, vivido en el contexto de una conducta sobria, pobre y dedicada intensamente al ministerio, los ministros de Cristo proclaman ante los demás que quieren cumplir exclusivamente la misión que se les ha confiado, o sea, la evangelización y la santificación de los hombres. El celibato es un don de Dios al que el hombre corresponde, ayudado por la gracia y la fuerza del Espíritu Santo.
SEPAN TODOS QUE NUESTRO DIOS ES AMOR:
SAN JUAN DE ÁVILA, MODELO PARA LOS SACERDOTES
San Juan de Ávila, sacerdote español, vivió en el siglo XVI, el Papa Pío XII lo declaró patrono del clero secular de España, modelo para los sacerdotes de nuestras parroquias. En 2012, el Papa Benedicto XVI lo proclamó doctor de la Iglesia universal.
Era un hombre de Dios y unía la oración constante a la acción apostólica. Supo penetrar con gran profundidad en los misterios de la redención obrada por Cristo para la humanidad. Se dedicó a la predicación y al incremento de la práctica de los sacramentos, concentrando sus esfuerzos en mejorar la formación de los candidatos al sacerdocio, de los religiosos y los laicos, con vistas a una fecunda reforma de la Iglesia.
San Juan de Ávila nos ha legado un gran amor a la Sagrada Escritura -que él conocía a fondo y sabía casi de memoria-, un encendido amor a la Sagrada Eucaristía -que celebraba con inmenso fervor y ante la cual pasaba muchas horas preparando sus predicaciones-, un deseo sincero y eficaz de reforma auténtica de la Iglesia -mediante la renovación dl clero y del pueblo-, y una gran estima y reconocimiento del sacerdocio ministerial.
Su obra más conocida es Audi, filia ("Escucha, hija"), un gran tratado de vida espiritual. Como suele ocurrir con los santos, otros muchos entraron en contacto con él y se beneficiaron de sus consejos y doctrina. Entre ellos, San Ignacio de Loyola, San Juan de la Cruz, San Juan de Dios, San Pedro de Alcántara y Santa Teresa de Jesús. Saber más de S. Juan de Ávila en el Blog de Francisco Javier Díaz Lorite, aquí.
ORAR POR LAS VOCACIONES
La propuesta que Jesús hace a quienes dice "¡Sígueme!" supone entrar en amistad con Él, escuchar de cerca su Palabra y vivir con Él; Jesús les enseña la entrega total a Dios y les estimula a difundir el Evangelio. Nosotros personalmente, y toda la comunidad, rezamos para que Cristo siga llamando a muchos -a lo mejor a ti mismo- a colaborar en su obra.
Oh Dios, padre de bondad,
que has enriquecido a tu Iglesia
con santos sacerdotes y almas consagradas,
agradecidos por este gran don,
te pedimos que, por medio de tu Hijo Jesucristo,
suscites abundantes vocaciones que respondan
con generosidad a tu llamada para la extensión de tu Reino
y que ninguno de tus hijos se pierda.
Señor Jesús, que diste tu vida por nosotros
y sigues llamando como en el Evangelio,
danos cristianos conscientes de su bautismo
que se atrevan a seguirte con generosidad
a través del sacerdocio o de la vida consagrada.
Que la respuesta de San Pedro, el divino Maestro,
"Tu sabes que te quiero"
les ayude a cuantos llames a decir
un total amén al amor.
VOCACIÓN Y VOCACIONES
Vocación significa "llamada". Es Dios quien llama a cada uno personalmente y cada uno responde libremente. Dios nos llama a colaborar en la extensión de su Reino. Ser cristiano es la gran vocación que cada uno ha recibido en el bautismo y que Dios llama a vivir dentro de la Iglesia en un estado concreto: como sacerdote, como laico, como religioso, como casado... Al crecer, nos preguntamos: ¿Qué voy a hacer cuando sea mayor? ¿Qué seré? Algunos descubren que están llamados a formar una familia. Otros sienten que Dios les llama a estar disponibles para vivir a su servicio: "Seré sacerdote.... Seré religiosa... Quiero ser laico misionero...".
En el Siglo XIX, Ars, una pequeña villa francesa, fue durante muchos años centro de la vida religiosa de todo el país. Su párroco, San Juan María Bautista Vianney, con la predicación, la oración y la caridad, promovió de un modo admirable la vida espiritual de muchas personas. Decía:
El sacerdote no es sacerdote para sí mismo;
lo es para vosotros.
¿Qué es el sacramento del orden?
Es el sacramento por el que algunos varones bautizados son consagrados para ser ministros de la Iglesia y continuar la misión que Cristo dio a los Apóstoles.
Fuente:
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Testigos del Señor. Editorial EDICE, 2ª edición. Madrid, 2015.
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Sagrada Biblia. Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Madrid, 2011.
ACTIVIDADES:
1. Aprende bien:
2. Sigue aprendiendo y colorea:Ropa y vestido del sacerdote:
3. Pincha la siguiente imagen y realiza la actividad sobre los grados del Sacramento del Orden:
EL SACERDOTE
OTRO CRISTO EN LA TIERRA
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