Esta pesca, de la cual nos habla el Evangelio, la denominamos “la pesca milagrosa”. Jesús, una vez más, les hace ver a los discípulos que, si confían en El los resultados de la tarea emprendida rebasará las previsiones. Nosotros aprendemos de los que ya aprendieron, es decir, de los discípulos.
PARA LA VIDA:
Hoy nosotros somos sus Discípulos. También, nosotros, tenemos la experiencia de haber obtenido muchos buenos frutos por haber confiado en Jesús. Los resultados de la misión no nos deben importar tanto, pues muchas veces, pasarán años y años hasta ver organizada una comunidad cristiana en la que bastantes misioneros trabajaron y hasta dieron su propia vida. Jesús, lo que nos pide es que confiemos en El.
Jesús nos invita a continuar trabajando por El Reino.
El principal trabajo lo hace El mismo pero lo que más nos pide es que confiemos en El, en su palabra.
Querido Jesús, nos reunimos cada semana
para agradecerte
por la ayuda que nos das cada día.
Sentimos que tu amistad crece
en cada uno de nosotros.
Tú nos escuchas y nos iluminas
cuando tenemos que hacer algo
o dejamos de realizar lo bueno
que hemos prometido.
Te pedimos aumentes esa confianza
que necesitamos tener en Ti. Amén.
Cantamos "Yo tengo un nuevo amor"
ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio. Después comenta con tus padres y catequistas las siguiente cuestiones:
- Contesta: - ¿Para qué se agolpaba la gente en torno a Jesús?
- ¿Qué le dijo Jesús a Simón y qué le respondió éste?
- Cuando echaron las redes en el agua, ¿qué sucedió?
- ¿Qué les pasó a los discípulos y qué dijo Simón cuando sacaron las redes llenas de peces?
- ¿Qué respondió Jesús a Simón?
-¿Qué hicieron los discípulos cuando sacaron las barcas a tierra?
- El texto:
- Reflexión:
- Papa Francisco:
- Oración:
- Interiorizo la palabra de Dios:
- Me comprometo: Sé como Pedro. Confía en Jesús y rema mar adentro
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes».
Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes».
Piensa, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu atención, tu interés?
Seguimos con el Señor que es la Palabra llena de autoridad, verdad y fe, que hace verdaderos milagros. El Señor ante nuestros problemas, si estamos atentos siempre nos da muchas señales que nos indican por donde hay que navegar y echar las redes y muchas veces como Simón dudamos, y más cuando ya hemos tenido la experiencia, pero no encontramos otra forma más que seguir en el camino y tarde que temprano confirmamos que porque fuimos fieles, lo deseado llega. ¿En mis problemas estoy atento a las señales o indicaciones del Señor?, ¿Tengo la paciencia para escucharlo a través de mis hermanos?, ¿Aunque vea o perciba que quizás no encuentre solución alguna, digo «pero si tú lo dices» aquí seguiré?
Después de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes». Y su fe no se ve decepcionada: de hecho, las redes se llenaron de tal cantidad de peces que casi se rompían.
Frente a este evento extraordinario, los pescadores se asombraron. Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un pecador». Ese signo prodigioso le convenció de que Jesús no es sólo un maestro formidable, cuya palabra es verdadera y poderosa, sino que Él es el Señor, es la manifestación de Dios. Y esta cercana presencia despierta en Pedro un fuerte sentido de la propia mezquindad e indignidad.
La respuesta de Jesús a Simón Pedro es tranquilizadora y decidida: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Y de nuevo el pescador de Galilea, poniendo su confianza en esta palabra, deja todo y sigue a Aquel que se ha convertido en su Maestro y Señor. Y así hicieron también Santiago y Juan, compañeros de trabajo de Simón.
La lógica que guía la misión de Jesús y la misión de la Iglesia es ir a buscar, «pescar» a los hombres y las mujeres… para restituir a todos la plena dignidad y libertad, mediante el perdón de los pecados.
Esto es lo esencial del cristianismo: difundir el amor regenerante y gratuito de Dios, con actitud de acogida y de misericordia hacia todos, para que cada uno puede encontrar la ternura de Dios y tener plenitud de vida.
El Evangelio de hoy nos interpela: ¿sabemos fiarnos verdaderamente de la palabra del Señor? ¿O nos dejamos desanimar por nuestros fracasos? Estamos llamados a confortar a cuantos se sienten pecadores e indignos frente al Señor y abatidos por los propios errores, diciéndoles las mismas palabras de Jesús: «No temas».
Mi Señor, en medio de mis debilidades,
mis problemas, o cualquier otra situación en mi vida,
no estoy atento a tus Palabras, a tus señales,
a tus indicaciones, aunque ya haya pasado
esa misma experiencia y tu me ayudaste,
vuelvo a dudar, y sigo adelante con temor
y tu siempre con tu humildad
y bondad me vuelves a sorprender;
Señor deja en mi corazón la paciencia necesaria
para escucharte y hacer que mi fe
quede firme con tus Palabras.
Continúa con tu oración personal.
Cada uno expresa sus intenciones... Amén.
‘¡Apártate de mí, Señor, que soy un pecador!’. La manifestación del poder de Dios en Jesús conduce a Simón a reconocerse pecador. La verdadera experiencia de Dios conduce, no a ver los pecados de los demás, sino a reconocerse uno mismo pecador, no merecedor de la atención divina. ¡todo es Gracia!
‘No temas’. Palabra típica de Jesús, por la que es reconocible. ¿Cuáles son tus miedos y temores? ¿Qué efecto tiene en los discípulos estas palabras de Jesús? Jesús parte de que Simón es pescador para lanzarle a una aventura mayor pescador de hombres. Pon a disposición de Dios lo que eres, pero ábrete a ser más, a crecer en la misión.
‘Dejándolo todo, le siguieron’. La vocación (llamada) de cada uno de nosotros se ha desarrollado quizá de un modo similar, de un modo progresivo. Primero alejarse un poco de la orilla, luego llevar la barca mar adentro y luego dejarlo todo para seguir a Jesús. ¿Cómo has respondido a esa llamada? ¿Cómo sigues respondiendo? ¿Qué dejas, o no, por Jesús? ¿En qué le sigues con más decisión y en qué con no tanta? ¿Eres instrumento para que otros se decidan a hacer la experiencia de seguir a Jesús?
«Si Tú lo dices, echaré la red»
(Repetimos)
«Si Tú lo dices, echaré la red»
«Si Tú lo dices, echaré la red»
De forma personal, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que te ayuda a recordar este texto?
‘No temas, en adelante serás pescador de hombres’. Muchas veces el miedo es un paralizante que impide el seguimiento de Jesús. Hay muchos temores e inseguridades, también angustias y desesperanzas en la vida, por eso repetir esta frase puede ayudarte a aferrarte a Jesús, sabiendo que no debes de temer porque Él siempre está contigo.
Recuerda momentos, situaciones, personas o lugares que han sido los espacios que Jesús ha utilizado para llamarte a entrar en su escuela y ser así pescador de hombres.
Ante todas tus adversidades por muy difíciles que sean di al Señor «Pero si tú lo dices, echaré las redes» y deja que Él actúe.
En tus problemas está atento a las señales o indicaciones del Señor. Ten paciencia para escucharlo a través de los hermanos.
Invita a alguien a leer el texto que acabas de orar, anima a esta persona a dejarlo todo y a ir detrás de Jesús.
Haz una lista de aquellas circunstancias que te paralizan en tu seguimiento y reemprende el camino para que tu respuesta sea cada vez más libre y generosa.
Ante todas nuestras adversidades por muy difíciles que sean solo digamos «Pero si tú lo dices, echaré las redes» y dejemos que el Señor actúe.
Piensa y lleva a cabo, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a realizar?
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