Os dejamos el Evangelio de Marcos 3, 20-35 :
MEDITAMOS:
- Había personas que no conocían a Jesús y hablaban mal de Él. Decían que sus obras venían del demonio.
- Todas las obras que hacía Jesús eran para servir y ayudar a los demás. Eso daba testimonio de que Jesús tenía amo en su corazón y era Dios. - Quién tiene a Dios en su corazón, hace cosas buenas.
Jesús me dice....
. Tus padres te aman, te cuidan y se preocupan por ti, por lo que debes esforzarte en hacer lo que te piden.
. Sé sincero y di siempre la verdad.
. Intenta siempre entender a los demás y habla bien de ellos.
. Comparte tus cosas y los dones y cualidades que tienes con los demás.
. Ayuda a quien lo necesita.
. Habla con Jesús todos los días (reza un ratito).
Querido amigo Jesús,
Gracias por estar siempre a mi lado
y por querer que siempre haga el bien.
Hoy nos hablas de quién es tu familia,
y nos dices que es quien
cumple la voluntad de Dios Padre.
Ayúdanos a que seamos fieles a tu amor
para cumplir todo lo que nos dices. Amén.
ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio. Después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones:
- Contesta: -¿Qué decía de Jesús aquella gente? -¿Quiénes son la madre y los hermanos de Jesús?
- El texto evangélico: Los escribas no niegan que Jesús arroje a los espíritus malos, sino que, en lugar de ver en ello la presencia del Espíritu bueno, se inventan una explicación de lo más peregrina: que seguramente es en nombre del jefe de los demonios como Jesús expulsa a los demonios. Para Jesús, esta interpretación equivale a blasfemar contra el Espíritu Santo, negando su presencia en el mundo y negándole la capacidad de reconstruir un mundo nuevo. SUMAR Y MLTIPLICAR La Palabra de Dios crea unidad, fraternidad y vence al mal. Jesús nos alegra con su presencia y nos anima a vivir desde la voluntad del Padre. Su guía nos ayuda a sentir que no estamos solos, que somos familia y que nos une el decir de Dios sobre nosotros, alumbrado continuamente en su Palabra. Con su Palabra, Jesús nos hace discípulos y familia. Su poder traspasa fronteras y elimina muros. Jesús nos la muestra con la esperanza de quien sabe que todo es para el bien de los hermanos. Fano en su dibujo nos hace plantearnos cómo son las operaciones matemáticas de nuestra vida: el bien suma y multiplica, el mal resta y divide. Su Palabra nos guía y en nuestro vivir sirva para ayudarnos en la lucha contra el mal y la violencia, y así nos estimule a sumar y multiplicar.
- Reflexionamos: La fuerte atracción de Jesús supone no pocas incomodidades para quienes están próximos a su persona ante los requerimientos de quienes lo siguen y buscan de Él la potencia de vida en los signos y en sus palabras. Si de verdad hacemos presente a Jesús ha de haber algo de «lío». Y la pregunta es ¿Cómo reaccionamos? ¿Somos una comunidad que quiere evadirse ante las incomodidades que provocan las personas que buscan a Jesús o somos de los que asumen formar parte del estilo de Jesús? La apertura a la salvación que el Señor ofrece constantemente es algo necesario para recibir la gratuidad del don que el Padre quiere dar por medio del Espíritu. Sintonizar con la voluntad de Dios es el bien y la felicidad. Si te cierras a ese plan, no podrás llegar a ser feliz. Todo esto lo ofrece siempre el Señor, porque sabe que con Él vivirás plenamente como persona y como hijo suyo. Los fariseos pensaban que la salvación la obtenían por sí mismos, por sus buenas obras. Y, en consecuencia, rechazaban la gratuidad del don del Señor. Nada más lejano a lo que Dios quiere de nosotros. Él desea que nos comportemos como hijos necesitados de su misma vida y que respondamos con nuestra conducta a ese don que él nos regala. Necesitados, abiertos y confiados en el Padre. Una iglesia dividida, como cualquier familia, no puede subsistir. La persona misma, dividida interiormente, tampoco puede subsistir. El pecado, particularmente aquel que hiere la caridad, causa división. Los primeros cristianos dan ejemplo de cómo vivir la unidad. Ellos superaron las barreras sociales, económicas y culturales. «Eran asiduos a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones». Estos cuatro elementos, que caracterizaron a la comunidad cristiana primitiva, son hoy componentes esenciales para la vida de toda comunidad cristiana…Todos los que habían creído vivían unidos; compartían todo cuanto tenían, vendían sus bienes y propiedades y repartían después el dinero entre todos según las necesidades de cada uno. (Hechos 2,42).
- Meditamos con el Papa francisco: Jesús si tenía que predicar todo el día, lo hacía, aunque esto implicara quedarse sin comer, aunque no durmiera, aunque apenas tuviera tiempo para descansar. Una persona apasionada por llevar el Evangelio a todas las gentes no puede hacer otra cosa que aparecer como un loco delante de los hombres. Contempla el ejemplo de Jesús e imítalo en esa locura por hacer el bien a los que te rodean por amor a Él y su Reino. En el amor de Dios es donde nos salvamos y somos perdonados. La misericordia de Dios sobre nosotros depende del infinito amor que nos tiene. Aprendamos a perdonar, para que seamos perdonados en el amor de Dios, en el Espíritu Santo. Perdonemos aquellos que nos ofenden o que no nos agradan tanto. Dios en su infinito amor nos perdona. Imitémosle amando y perdonando de corazón, olvidando las ofensas. La fe comporta elegir a Dios como criterio-base de la vida, Dios es siempre positivo, Dios es amor, y el amor es positivo. Desde que Jesús vino al mundo no se puede actuar como si no conociéramos a Dios. Como si fuese una cosa abstracta, vacía, de referencia puramente nominal; Dios tiene un rostro concreto, tiene un nombre: Dios es misericordia. La fe comporta elegir a Dios como criterio-base de la vida, Dios es siempre positivo, Dios es amor, y el amor es positivo.Desde que Jesús vino al mundo no se puede actuar como si no conociéramos a Dios. Como si fuese una cosa abstracta, vacía, de referencia puramente nominal; Dios tiene un rostro concreto, tiene un nombre: Dios es misericordia. También entre los parientes de Jesús hubo algunos que a un cierto punto no compartieron su modo de vivir y de predicar. Pero su Madre lo siguió siempre fielmente, manteniendo fija la mirada en Jesús y en su misterio. Y al final, gracias a la fe de María, los familiares de Jesús entraron a formar parte de la primera comunidad cristiana. Cuántas veces en nuestras Parroquias, grupos, comunidades priorizamos el orden antes que las necesidades de las personas en torno a Jesús. Revisemos de verdad el corazón y no nos desentendamos tan rápido porque si entre sus parientes quisieron librarse de Él, otro tanto puede pasarnos a nosotros. (Papa Francisco). En la unión familiar con Jesús, es donde podemos encontrar cotidianamente su mirada y escuchar la pregunta que nos dirige a todos: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y poderle responder serenamente: «Señor, aquí está tu madre, aquí están tus hermanos. Te los encomiendo, son aquellos que tú me has confiado». La vida del pastor se alimenta de esa intimidad con Jesús.
- Me comprometo: Jesús dice «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre». Es una invitación a identificarte con Jesús, con su familia, con la Iglesia. Ha llegado la hora de emprender la acción de sentir y vivir en la familia de Jesús. Te invito.
- Una forma concreta de vivir en la familia de Jesús, es reflexionar si tu vida transcurre de acuerdo a la amistad que siempre te ofrece Dios Padre. Vivir en el amor de Dios Padre, pero también cultivando el amor a los hermanos.
- Un reino donde hay luchas internas no puede subsistir. Y una familia dividida tampoco puede subsistir. Sé lazo de unión en tu familia, amigos, comunidad…
- Te invito a mirar a santa María, Madre de Jesús, ella mejor que nadie nos puede ayudar a vivir en el amor de Dios y de los hermanos. Acude a Ella y pon en marcha esas acciones que te ayuden a mantener la mirada bien fija en Jesús y a seguirle siempre, incluso cuando te cueste o no entiendas los planes de Dios.
- Intenta vivir de manera que los demás puedan descubrir a la familia que perteneces, a la familia de Jesús. Leyendo la biblia, participando de los sacramentos y dedicando tiempo a la oración; sin olvidar a los hermanos, aunque no se sientan de la misma familia, por no creer en Jesús.
- Jesús nos advierte que debemos tener cuidado y que nos debemos apoyar unos a otros como una gran familia para estar siempre en el camino del bien.
Piensa en lo que te ha pasado en esta semana y cuéntanos alguna cosa que creas que has hecho mal, que te has equivocado. ¿Por qué hacemos a veces cosas que están mal? ¿Cómo nos ayuda Jesús para cambiar y pedir perdón por las cosas que hacemos que están mal? Toma un compromiso para pedir perdón por eso que has hecho mal. Por ejemplo: Me esforzaré en hacer todo lo que le agrada a Jesús y haré un examen de conciencia al finalizar el día.
3. Ve el vídeo "Familia más grande" Después coméntalo con tus padres y catequistas:4. Realiza el puzzle:
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