Lecturas misa Aquí.Os dejamos el Evangelio Lucas 24, 35-48:
MEDITAMOS:
¡ALELUYA, CRISTO HA RESUCITADO!
Jesús se apareció de nuevo a sus amigos, después de resucitar y les saludo con las mismas palabras: ¡La paz sea con vosotros! Ellos seguían medio desconcertados. Jesús continuó diciendo: ¡No tengáis miedo. Soy yo. Si tenéis algo para comer vamos a compartirlo! Y comió con ellos un trozo de pescado a la brasa. Poco a poco iban aceptando que Jesús había resucitado y empezaban a quitarse miedos y tristezas.
PARA VIVIR:
Jesús Resucitado nos abre el entendimiento con su Palabra suave y penetrante. Palabra de paz y de serenidad, que quita miedos y espanta fantasmas inexistentes. Palabra que reafirma en la fe y que pone entre paréntesis nuestras dudas y cuestionamientos. Palabra que se hace mesa compartida y festín que celebra la alegría del Reino. Palabra que nos hace testigos y que nos hace gritar: “¡Aleluya, Cristo ha Resucitado!”. ¿No lo notáis?
ORACIÓN:Querido Jesús,
agradecemos tu amistad
porque no miras
la pobreza de nuestro corazón
sino que nos quieres gratis.
Enséñanos a amar como tú amas,
sin esperar que nos digan cosas bonitas
por lo que hacemos.
Enséñanos a darnos cuenta
de que caminas a nuestro lado
en todo momento
y que no debemos dudar ni tener miedo.
Te pedimos por nuestros padres,
para que ellos comprendan también
que tú estás con nosotros. Amén.
ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio y después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones:
- Contesta: -¿De qué estaban hablando los discípulos cuando Jesús se les presentó? -¿Por qué se asustaron los discípulos al ver a Jesús? -¿Qué señal hizo Jesús para que lo reconocieran los discípulos? -¿Qué dijo Jesús que estaba escrito acerca del Mesías?
- Reflexión: Cuando los dos discípulos que habían ido a Emaús ese día, regresaron a toda prisa y les contaron a los demás lo que les había pasado con Jesús y cómo le reconocieron al partir el pan, Jesús mismo se presenta a todo el grupo de discípulos. Se llenan de miedo porque creen ver un fantasma. Jesús les dice que la Paz sea con ellos y les pide algo para comer, para que salgan de la duda y crean que es él.
- No tengáis miedo: Así como les pasó a los discípulos que, teniendo a Jesús delante y en medio de ellos sentían miedo y lo confundían con un fantasma, también nos sucede a nosotros: muchas veces no lo vemos aunque esté a nuestro lado porque tenemos miedo, tenemos dudas, nos hemos ilusionado con cosas que en vez de acercarnos nos alejan de Jesús, porque sentimos envidia y disgusto contra alguien o, pensamos vengarnos por algo que nos han hecho, no somos sinceros y decimos mentiras, no queremos rezar ni seguir en el camino de Jesús. Jesús, entonces pide algo para comer, quiere algo de lo que tenemos guardado, para nosotros solos... Si somos generosos y compartimos se nos abrirán los ojos y veremos a Jesús. Compartir, perdonar, olvidar las ofensas, rezar, decir la verdad es salir del egoísmo que nos hace creer en fantasmas, pero los fantasmas, no existen.
- Meditamos: Nosotros también resucitaremos con Jesús cuando vuelva a buscarnos en la resurrección de los muertos. Fíjate en lo que rezamos en el Credo:«…Creo en el Espíritu Santo;
la santa iglesia católica,
la comunión de los santos;
el perdón de los pecados;
la resurrección de los muertos;
y la vida eterna.» - Les abrió el entendimiento: «Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras…» Pidamos a Jesús que nos abra la inteligencia para que también nosotros comprendamos las Escrituras. Son Palabra de Dios y, como los apóstoles, necesitamos de su ayuda para entender. «Vosotros sois testigos de todo esto.»
Como Él, tampoco seremos fantasmas. Seremos como ahora, pero sin dolores ni enfermedades.
No hay por qué tener miedo. Es Jesús, nuestro amigo.
Jesús se lo dice a los apóstoles y nos lo dice a nosotros:
Somos testigos.
Creemos en Él.
Anunciémoslo a los cuatro vientos con:
-Nuestra alegría, que ha de brotar del corazón de Jesús.
-El amor que nos tenemos los unos a los otros, a pesar de nuestros fallos y defectos…
-Nuestra confianza en Dios: «el Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré?»
Cantamos "El Señor es mi luz y mi salvación"
2. Aprende y colorea:
3. Ve el siguiente vídeo "Dejar pasar la luz" Después coméntalo con tus padres y catequistas:4. Realiza el puzzle:
Y CAMINA A NUESTRO LADO!
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