Lee el Evangelio según San Lucas 14, 25-33 aquí.
También podéis verlo:
MEDITAMOS: Jesús señaló que: «Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo».
Como cristianos, estamos bajo la autoridad de nuestro Maestro, el Señor y Salvador Jesucristo. Un discípulo es una persona que camina con Cristo y el Espíritu Santo reside en el corazón del creyente y los prepara para superar las presiones y las pruebas de esta vida y llegar a ser más y más como Cristo. A través de este proceso de crecimiento el cristiano examinará sus pensamientos y palabras por la dirección del Espíritu y estudiará las Escrituras deseando seguir los pasos del Maestro, obedeciendo sus mandamientos y ser su discípulo.
Cargar la propia cruz; me recuerda el Viernes Santo, y a Jesús tropezando bajo el peso de la Cruz. Para la mayoría de nosotros, la cruz no se nos carga desde afuera, sino que es parte de nosotros: las enfermedades del cuerpo y de la mente, las adicciones, tentaciones y deseos recurrentes, que nos roban nuestra libertad. Cargar la cruz; significa que debemos aprender a vivir con estos problemas, además de tratar de solucionarlos, sin perder la humildad, y con la ayuda de Dios.
por ser nuestro Maestro y amigo;
queremos seguirte
y trabajar por tu Reino.
Enséñanos a buscar siempre
lo verdaderamente importante
en nuestras vidas
y anima nuestros deseos
de ayudar a los hermanos necesitados.
Que haya muchos niños y jóvenes
que estén dispuestos a seguirte
en la acción misionera de la Iglesia. Amén.
Cantamos "Caminaré contigo Jesús"
ACTIVIDADES:
1. Vuelve a leer o ver de nuevo el evangelio y después comenta con tus padres y catequistas, las siguientes cualidades de un discípulo:
LAS CUALIDADES DE UN DISCÍPULO:
- El amor de un discípulo por Dios debe ser la mayor pasión que consume la vida de un cristiano. «El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.» (Mateo 10:37)
- Un discípulo debe poner a Jesús antes que a uno mismo. «Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.» (Lucas 9:23)
- Un discípulo debe poner a Jesús antes de todas las cosas. «Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo» (Lucas 14:33). Nuestra relación con Jesús no es una propuesta de dar y recibir de sacrificar algunas cosas y no otras. Es todo. Nuestro amor por Jesús tiene que ser tan real, tan perfecto y tan fuerte, que todo lo demás desaparece en la comparación. Debemos estar dispuestos a renunciar a todo. Pablo dijo: «Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.» (Filipenses 3:8)
- Un discípulo debe ser obediente. «El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.» (Juan 14:21)
- Un discípulo debe compartir la pasión del Señor al mundo. «Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mateo 28:19)
Jesús me ayuda a llevar mi cruz - Un discípulo ama la Palabra de Dios. «Pero Jesús le respondió y dijo:» Está escrito: ‘El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4). Como discípulos debemos leer y ser nutrido, sostenido y equipado por la Palabra de Dios.
- Un discípulo permanece en la Palabra de Dios. «Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32). Permanecer en la Palabra de Dios es mantener firme en las enseñanzas de su Palabra. El discipulado no es simplemente una decisión de la creencia en algún momento de nuestras vidas, sino un proceso continuo de seguimiento, de la obediencia a Su palabra. El resultado de permanecer en la palabra de Cristo es la libertad, la libertad espiritual de la esclavitud del pecado.
- Un discípulo tiene un amor a la oración. Nada nos acerca más a Dios que los encuentros con Él mediante la oración. «Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5:17-18). La oración es un don de Dios para nosotros. Es el lugar donde Él se revela a nosotros… si lo buscas con todo tu corazón y alma, lo encontrarás (Deuteronomio 4:29). ¡Qué increíble promesa es esto!
- Un discípulo da fruto. «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer» (Juan 15:5). Fruto es la prueba del discipulado.
- Un discípulo está facultado por el Espíritu Santo. «Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra» (Hechos 1:8). Discípulos aprenden a vivir sus vidas sometidas a la dirección del Espíritu Santo. (Fuente: religiónenlibertad.com)
3. Ve el vídeo "Volver a lo esencial" después lo comentas con tus padres y catequistas:4. Realiza el puzzle:
5. Cantamos "He decidido seguir a Cristo"
JESÚS
LO QUE TU QUIERAS
QUIERO YO
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