Lee el Evangelio según San Lucas 14, 1.7-14 aquí.
También podéis verlo:
MEDITAMOS: Jesús ofrece el ejemplo de los puestos en el banquete de bodas, para ayudar a los fariseos a redescubrir aquello que resulta de las ansias de exhibición y figuración.
PARA VIVIR: sin embargo, esto no es sólo un mal de aquel tiempo, la vanidad y el deseo de reconocimiento sigue estando muy presente en nuestros días. Por eso, nos exhorta a la humildad.
A la luz del evangelio, los primeros puestos los ocupan, de algún modo, quienes hayan superado esta forma de ver las cosas y se hayan puesto al servicio de los demás.
HACER EL BIEN SIEMPRE
SIN INTERÉS DE QUE NOS PUEDAN
AGRADECER O PAGAR
porque siempre nos deseas lo mejor
y nos animas e invitas
a esperar los bienes del Reino,
aunque tengamos que quedar
aunque tengamos que quedar
en un segundo plano o lugar.
Señor ayúdanos a ser humildes y sencillos
Señor ayúdanos a ser humildes y sencillos
cuando por todas partes se nos estimula
a la competencia y a luchar
por permanecer en el primer lugar.
Danos la capacidad de valorar a los demás
con el amor con que tú nos amas.
Haz que seamos sencillos
y limpios de corazón. Amén.
ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio y después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones:
- Vivimos en un mundo que tiene muchas listas de honor, donde se pueden buscar y querer posiciones de importancia, donde la tentación a la popularidad es amplia. El sistema de valores que tiene mucha prominencia está en desacuerdo con el de Jesús que era manso y humilde de corazón. Jesús dio algunos consejos prácticos para aceptar invitaciones. Señor, tú nos invitas a tu mesa y nos pides vivir en la verdad de quién eres tú y quiénes somos nosotros, porque eso es humildad. Rezamos por corazones que sirvan, sin considerar el costo ni buscando retribuciones.
- En Lucas 2:7 se nos dice que cuando Jesús vino a la tierra, “no había un lugar para Él”. Así es que Él tomó su lugar entre los pobres y los modestos. Esta es la humildad que lo llevó a su gloria.
- El tipo de humildad de la cual Jesús habla aquí, fue bien descrita por un antiguo Arzobispo de Canterbury, William Temple: “La humildad no significa pensar menos de ti mismo que de otras personas, ni tener una baja opinión de tus propios dones. Significa libertad para no pensar sobre ti en lo absoluto”.
- Vivimos en un mundo de transacciones: doy, recibo. ¿Hay algún aspecto de mi vida en el cual soy verdaderamente generoso/a, un donante libre, sin buscar nada a cambio? Contemplo con amor mi vida y, con la ayuda de Dios, aprecio dónde estoy creciendo en generosidad. Jesús sabía que estaba siendo vigilado muy de cerca y, sin embargo, continuó actuando con libertad y gracia. Oro para que yo también pueda ser bendecido/a con algo de esta actitud. O, Dios, ayúdame a valorar mucho cómo Tú me ves y a reflejar la libertad de ser tu niño/a en mis acciones, actitudes y palabras.
- ¡Siempre hay alguien que se distingue más que yo! ¿Puedo confiar en la voz de Dios para que me confirme mi dignidad y valer? Pareciera que Jesús está hablando de una suerte de falsa humildad, que espera una promoción a la vista de los demás para su justificación. Después recuerdo a quiénes está hablando. ¿Cómo me habla a mí?.
- La gratuidad:En nuestras relaciones con los demás ¿prevalece el cálculo interesado, la búsqueda de recibir recompensa? ¿Has hecho algo alguna vez por una persona necesitada sin tener nada a cambio? ¿Por qué ayudaste a esta persona? ¿Por qué crees que Jesús nos pide que prestemos atención a los demás, en especial a los pobres?“Cuando des un banquete, invita a los pobres”. La gratuidad es una actitud que nos acerca a Dios, que actúa siempre gratuitamente, sin esperar nada a cambio. En esa gratuidad se mide nuestra capacidad de amor verdadero. A este respecto, les comparto unas preguntas que formula el gran teólogo alemán Karl Rhaner: ¿Nos hemos callado alguna vez, a pesar de las ganas de defendernos, de nuestra capacidad para ello y de nuestra razón? ¿Hemos perdonado alguna vez, a pesar de no tener por ello ninguna recompensa y cuando el silencioso perdón era aceptado por evidente, aunque nos costase sangre? ¿Hemos sido alguna vez buenos para con una persona cuando no respondía ningún eco de agradecimiento ni de comprensión? Aquí estamos tocando las fibras más profundas del verdadero seguidor de Jesús: un constante y progresivo salir de sí mismo para poder encontrar al otro. No es algo que se pueda hacer por obligación. Se hace porque el amor de Dios nos ha ganado y ha inundado nuestros corazones, nuestros ojos, nuestras manos, nuestra existencia cotidiana. Y ese amor nos hace ser humildes y gratuitos, alegres en el compartir nuestra vida con otros.
3. Para los más pequeños:
4. Realiza el puzzle:
4. Cantamos "Ven Espíritu de Dios"
¡¡SEÑOR DAME TU DON.
TU GRACIA,
TU SANTO ESPÍRITU!!
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