OBJETIVOS:
1. Descubrir que Dios sale al encuentro de la humanidad y que Abrahán comienza Su Plan de Salvación
2. Ayudar a discernir la vocación a la que Dios nos llama a partir de la experiencia de Abrahán.
3. Potenciar la oración de confianza en Dios que cumple sus promesas.
Después del pecado original de nuestros primeros padres, Dios no abandonó a la humanidad. Primero, Dios selló con Noé una alianza eterna entre él y todos los seres vivientes, que durará tanto como dure el mundo. Más tarde, cogió el pueblo de Israel para preparar la salvación de toda la humanidad.
Y eligió a un hombre, llamado Abrán, para que por medio de él llegara el amor a todos los pueblos de la tierra.
Un día el señor dijo a Abrán: «Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti una gran nación, te bendeciré, haré famoso tu nombre y serás una bendición» (Gén 12, 1-2).
Y Abrán marchó, como le había dicho el Señor. Una noche el Señor le dijo: «Mira al cielo y cuenta las estrellas si puedes contarlas. Así será tu descendencia» (Gén 15, 5).
Abrán creyó la palabra de Dios y el Señor hizo con él un pacto de amistad. Y le dijo: «Ya no te llamarás Abrán, si no Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos» (Gén 17, 5).
Poco tiempo después Abrahán y su mujer Sara, siendo ya muy ancianos, tuvieron un hijo a quien pusieron por nombre Isaac. En Isaac empezó a cumplirse la promesa de que Abrahán sería padre de un gran pueblo de creyente, como le había dicho el Señor.
Pero Dios puso a prueba la fe de Abrahán para ver si era obediente y fiel, y un día le dijo: «Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré» (Gén 22, 2).
Abrahán, en silencio, se dispuso a obedecer a Dios. Pero el Señor detuvo su mano cuando iba a sacrificar a su hijo. Le dijo: «No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo. Te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa» (Gén 22, 12. 17).
Y continuó la Alianza de Dios con los hombres.
Vé el vídeo La fe de Abrán y su hijo Isaac:
ALIANZA
Es el pacto de amistad que Dios establece con la humanidad. Este pacto se conoce también con el nombre de «testamento». En la Alianza Dios siempre da el primer paso y se compromete a ser fiel hasta el fin. Él propone a los hombres que respondan a su amor cumpliendo libremente los Mantenimientos, que serán para ellos fuente de vida y de salvación. Al cumplirse la plenitud de los tiempos, Dios envió a su hijo, nacido de mujer, para establecer con los hombres la Alianza nueva y definitiva.
ABRAHÁN PADRE DE TODOS LOS CREYENTES
Abrahán se convirtió en padre de todos los creyentes porque es un modelo de la obediencia en la fe. Tuvo fe en Dios y siempre obedeció a su llamada.
De hecho, judíos, cristianos y musulmanes reconocen a Abrahán como padre de todos los creyentes.
En el Nuevo Testamento, la Carta a los Hebreos elogia la fe de Abrahán:
Por la fe obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que llego a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba. Por fe vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas (Heb 11, 8-9)
De hecho, judíos, cristianos y musulmanes reconocen a Abrahán como padre de todos los creyentes.
En el Nuevo Testamento, la Carta a los Hebreos elogia la fe de Abrahán:
Por la fe obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que llego a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba. Por fe vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas (Heb 11, 8-9)
¿QUIÉNES SON LOS PATRIARCAS?
En Oriente, siglos antes de Cristo, algunos pueblos eran sedentarios y otros eran nómadas que se desplazaban de un lugar a otro buscando los mejores pastos para sus rebaños. Los antepasados del pueblo de Israel fueron nómadas que iban de un lugar a otro conducidos por hombres llenos de sabiduría llamados Patriarcas. Abrahán, Isaac y Jacob son los Patriarcas del pueblo de Israel, protagonistas de gran parte del libro del Génesis. Ellos fueron llamados por Dios y recibieron sus promesas a favor de Israel.
DIOS NOS INVITA A TENER CONFIANZA EN ÉL
Nosotros confiamos en nuestros padres y en nuestros maestros. Confiamos en nuestros mejores amigos. No podríamos vivir sin confiar.
¿Qué significa creer en Dios y confiar en él como lo hace Abrahán?
Creer en Dios significa adherirse a Dios mismo, confiando plenamente en él como el mejor amigo, y aceptar y acoger todas las verdades por él reveladas, porque Dios es la Verdad.
Tener fe es confiar en Dios, como lo hizo Abrahán, quien le escuchó y puso su esperanza en él y, por esto, fue llamado amigo de Dios (Sant 2, 23)
ORAR ES ESCUCHAR A DIOS, QUE SIEMPRE PIENSA EN NOSOTROS
Abrahán escucha a Dios con todo su corazón. Orar es, ante todo, escuchar a Dios, que nos habla porque nos ama. Es confiar en su palabra, siempre fiel.
Cada mañana, en la oración de Laudes, la Iglesia ora al Señor con el cántico de Zacarías (Lc 1, 68. 72-74).
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
Recordando su santa Alianza
y el juramento que hizo nuestro padre Abrahán
para concedernos que le sirvamos con santidad y justicia
en su presencia todos nuestros días.
Y por la tarde, en la oración de Vísperas, la Iglesia se une a la Virgen María en su alabanza a Dios cantando (Lc 1, 54-55):
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor Abrahán y su descendencia por siempre.
Todo se pasa, Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene, nada le falta:
solo Dios basta.
¿Qué significa creer a Dios que se revela?
Creer a Dios que se revela significa entregarse libre y totalmente él y aceptar como verdadero todo lo que nos ha manifestado acerca de sí mismo y de sus designios de salvación.
Reflexiona las siguientes cuestiones y coméntalas con tus padres y catequistas:
1. Imagínate que eres padre o madre de un único hijo o hija ¿tú harías lo mismo que Abrahán, llegado el caso, y teniendo la certeza de que quien te ha hablado es Dios?, ¿por qué?2. ¿Qué moviliza en ti el hecho de reflexionar sobre la conducta inquebrantable de confianza infinita en Dios de Abrahán?3. Como evidencia de la confianza que podamos tener en Dios, ¿Cómo vives la oración en cada momento de tu existencia?4. ¿Hasta qué punto la obligación (verte condicionado por determinados factores: familiares, culturales, tradicionales...) te mueve a hacer las cosas de Dios, como ir a misa, asistir a catequesis, orar, bregar con las tentaciones...?
5. Contesta aquí lo que sabes del tema.
Cantamos Mi confianza está en Ti
También os vamos a dejar la película completa para niños/as y mayores:
¡OH DIOS,
EN TÍ CONFÍO!
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