MEDITAMOS:
Nos vamos a fijar en ese amor de Jesús a los discípulos. Ellos estaban tristes, miedosos, encerrados sin saber qué hacer. Seguramente estaban enterados de las apariciones de Jesús a algunas personas pero no terminaban de creer que Jesús había resucitado. Cuando Jesús se presenta, las puertas están cerradas y, los saluda deseándoles la paz y enviándolos a las gentes, así como él fue enviado. Les dice que reciban al Espíritu Santo y que perdonen los pecados. Jesús lo que recibió se lo entrega también a los discípulos.
PARA VIVIR:
Para nosotros, es muy importante creer en esas palabras de Jesús pues implican el que creamos en su Iglesia. Jesús está resucitado, en los que se reúnen en su nombre, en los que creemos en él, en el pobre y humilde, en la Eucaristía, en su Palabra. La Iglesia es la comunidad que vive de esa fe en Jesús resucitado, la que nos anima a creer y la que guarda dones que Jesús dejó a sus discípulos.
ORACIÓN:
Querido amigo Jesús,te encuentras aquí,
en medio de nosotros
porque creemos en tus palabras.
Aumenta nuestra fe,
que a veces, se debilita,
como la de los apóstoles.
Líbranos del miedo que nos hace caer
en la desconfianza y en la tristeza.
Contigo siempre vamos seguros
porque nunca nos fallas.
Eres el más importante para nosotros.
Aumenta la fe de todos
los que creemos en tu resurrección gloriosa. Amén.
Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.
Añadimos nuestras intenciones de oración. Amén.
ACTIVIDADES:
- Contesta:
- ¿Qué sucedió al anochecer del día de la resurrección?
- ¿Cómo fue el saludo de Jesús a los discípulos?
- ¿Quién no estaba presente cuando Jesús se apareció?
- ¿Qué dijo Tomás al respecto de lo que le contaron los demás discípulos?
- ¿Qué sucedió ocho días después estando Tomás presente? - ¿Cómo comienza este relato? - El texto:
- Reflexión: Profundizamos en la Palabra de salvación:
- ¿Dónde estaban los discípulos y porqué estaban en esa situación? ¿Qué sentimiento tenían?
¿Qué les dijo Jesús cuando apareció en medio de ellos?
¿Qué les mostró Jesús?
¿Qué les dijo con respecto a la misión que les daba?
¿Qué gesto realizó cuando les dijo “reciban el Espíritu Santo”?
¿Cómo se llamaba el Apóstol que no estaba con ellos en ese momento?
¿Qué dijo el Apóstol cuando escuchó lo que le dijeron?
¿Qué sucedió ocho días después? ¿Qué le dijo Jesús al discípulo incrédulo?
¿Cuál fue la frase que dijo el discípulo? ¿Qué significa esta frase?
¿Qué añadió Jesús sobre los creyentes que vendrían después?
¿Por qué Juan escribió todas estas cosas?
El texto de San Juan comienza la narración el día de la Resurrección. Es decir el primer día de la semana, para los judíos, después del sábado. Ya al atardecer, después que el Evangelista nos ha contado que María Magdalena fue al sepulcro y no encontró el cuerpo, entonces volvió y lo dijo a sus Apóstoles y Pedro y Juan corroboraron que no estaba y luego cómo se le apareció a la Magdalena. Ahora Jesús Resucitado entra en el lugar donde ellos estaban.
Es importante el dato que ofrece Juan, estaban cerradas las puertas ¿Cómo entró Jesús? Es una muestra de su cuerpo glorioso y resucitado. Así no habla con este lenguaje tan simple que después de su muerte, ha entrado en otra dimensión inexplicable, sólo con estos hechos puede dar a entender.
En esta escena no estaba Tomás, al que luego la Iglesia lo apoda “el incrédulo”. Es conocido por todos la frase: “si no pongo mi dedo en sus llagas y no meto mi mano en su costado abierto, no creeré”. El Evangelista Juan inmediatamente cuenta que una semana después Jesús vuelve a aparecerse y llama a Tomás, lo invita con amor a que corrobore que es Él quien ha vuelto de la muerte y le pide que sea un hombre de fe. La respuesta del discípulo incrédulo es: “Señor mío y Dios mío”. Es el reconocimiento profundo y verdadero de darse cuenta que Jesús no es un simple maestro, es el “Señor” que quiere decir el dueño de la vida, de la historia. Es Dios. No hay título más supremo en este mundo y esas palabras encierran la síntesis de la fe cristiana más importante. Jesús es el Señor. Jesús es Dios que se encarnó en el seno de María y murió para salvarnos.
El texto finaliza con una idea muy alentadora para todos nosotros: “felices los que crean sin ver”. San Juan nos pone de relieve a todos los creyentes, que esa misma alegría que tuvieron los discípulos al ver al Señor la pueden tener también todos los creyentes en Él. Por eso mismo dice que estas palabras “quedan escritas para que crean que Jesús es el Mesías y creyendo en Él tengan la vida eterna”.
¿También yo me encierro en mis formas de pensar, de sentir, de creer y no quiero aceptar que Jesús es más grande que mis formulaciones humanas?
¿Estoy convencido que ser un seguidor de Jesús es ser una persona de paz? ¿Recibo conscientemente la paz y la transmito?
- Oración:
Los discípulos del Señor somos enviados por Él. ¿Estoy consciente que creer en Jesús también implica ser enviado por Jesús para la misión de transmitir la Buena Noticia?
¿Cuántas veces al igual que Tomás exijo “pruebas para creer”? ¿Qué dirá el Señor sobre todo esto?
¿Soy capaz de reconocer a Jesús resucitado y viviente en mi vida, en nuestra vida de Iglesia? Aún cuando parezca una respuesta sencilla es necesario repensar bien, pues el reconocer en mi vida a Jesús, implica vivir con alegría, vivir con la meta de llevar el Evangelio a la mayor cantidad de personas y no dejar que nadie me quite la esperanza.
¿Creo de verdad en que Jesús es el Mesías, es el Hijo de Dios y es el único que me salva?
¿Cuál es el concepto de Salvación que yo tengo? ¿Entiendo que por creer en Jesús tendré la vida verdadera?
1,5: Éste es el mensaje que le oímos y les anunciamos:
que Dios es luz sin mezcla de tinieblas.
1,6: Si decimos que compartimos su vida
mientras caminamos a oscuras,
mentimos y no procedemos con sinceridad.
1,7: Pero si caminamos en la luz, como él está en la luz,
estamos en comunión unos con otros
y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
1,8: Si decimos que no hemos pecado,
nos engañamos y no somos sinceros.
1,9: Si confesamos nuestros pecados,
él es fiel y justo para perdonarnos los pecados
y limpiarnos de todo delito.
1,10: Si decimos que no hemos pecado,
lo hacemos pasar por mentiroso y su palabra no está en nosotros.
Añadimos nuestras intenciones de oración. Amén.
- Interiorizo La Palabra de Dios:
- Me comprometo:
Repetimos varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
«¡Felices los que no vieron, pero creyeron!»
(Versículos 29)
Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano. En lo personal, vuelvo a leer detenidamente las lecturas.
Estamos revisando todo lo referente a mi salvación. Por lo que es importante decidir un cambio. Como acto de fe, voy a llevar en actitud misionera a alguna persona que esté pasando por un momento difícil, mi testimonio de creyente.
Y también voy a realizar unas obras de caridad con alguien que lo necesite. Con tu grupo, te propongo, que digamos entre todos cuántas veces somos parecidos al apóstol Tomás, por lo tanto analizamos todas las veces que pedimos a Dios pruebas constantes de su divinidad y de estar en medio nuestro. Por lo que vamos a realizar una obra que manifieste nuestra fe y nuestra alegría por ser creyentes.
Somos felices porque creemos sin ver y esto lo haremos también llevando alegría, felicidad a personas que por algún motivo sufren. No dejes pasar esta oportunidad.
3. Ve el vídeo "Fuera miedos" Después coméntalo con tus padres y catequistas:
4. Realiza el puzzle:¡QUE JESÚS RESUCITADO
EN MEDIO DE NOSOTROS
NOS ALEGRE Y DÉ SU PAZ!