miércoles, 14 de julio de 2021

TEMA19. JESÚS NACIÓ DE SANTA MARÍA VIRGEN

 

OBJETIVOS:

1. Profundizar en el conocimiento de María, la Madre de Jesús, a través de la fe de la Iglesia.
2. Descubrir a María como modelo del discípulo de Jesús y como la persona que nos conduce a él.
3. Celebrar la fe de la Iglesia en María a través de sus fiestas litúrgicas.

La Iglesia ha enseñado siempre que la Virgen María ocupa un lugar único en la realización de los designios de Dios a favor de los hombres. Desde siempre Dios pensó en ella como madre de su Hijo y madre nuestra.
Dios escuchó la plegaria de los pobres de Yahvé y cumplió lo que había prometido a su pueblo. Entre ellos, eligió a María para ser la madre del Mesías, Jesús, en quien se cumplen todas las promesas de Dios.
¿Qué creemos los cristianos de María, la Madre de Jesús? Creemos que, como iba ser la madre del Salvador, Dios la dotó con dones a la medida de tan importante misión y, por ello, estuvo totalmente habitada por la gracia de Dios. Ella es la Llena de gracia. Porque iba ser la madre del Salvador, Dios la preservó del pecado original desde el primer instante de su concepción. La Iglesia la venera como la Inmaculada Concepción y confiesa que María permanecía limpia de todo pecado personal de toda su vida.
De esta privilegiada mujer nació Jesús, el hijo de Dios: en la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de María, para establecer con los hombres la Alianza nueva y definitiva. María es virgen al engendrar a Jesús y al darle a luz y permanecerá virgen siempre. María, la Virgen, la esclava del Señor, acogió con fe y amor el anuncio de que sería Madre de Jesús por obra del Espíritu Santo. Por ser madre de Jesús, los cristianos desde el principio la veneramos como Madre de Dios: quien llama María Madre de Dios confiesa con ello que su hijo Jesús es Dios.
Ella fue la primera que creyó en Jesús, su perfecta discípula, la tierra buena en la que fructificó del todo la semilla del reino de Dios. Acompañó a su hijo, silenciosa, durante su vida pública; escuchó la palabra de Dios y la guardó en su corazón con fidelidad; en la hora de la muerte de su hijo de pie, junto a la cruz, acogió como hijos a todos los hombres. María permaneció en oración junto a la primera comunidad cristiana aguardando la venida del Espíritu Santo y dio a la Iglesia el testimonio más vivo y elocuente de cómo el creyente ha de esperar el retorno glorioso del Señor.
Terminado el curso de su vida en la tierra, La Virgen María fue llevada a la gloria del cielo en cuerpo y alma; es el misterio de la Asunción de María. Ella es la Reina del cielo y desde allí es madre para todos nosotros. Las buenas madres interceden siempre por sus hijos. Podemos estar seguros de que María ruega por nosotros en los momentos más importantes de nuestra vida; «ahora y en la hora de nuestra muerte», como dice la oración del avemaría.

¿CÓMO AYUDA LA VIRGEN MARÍA A LA IGLESIA?
Después de la Ascensión de Jesús a los cielos, la Virgen María ayudó con su oración a la Iglesia en sus comienzos. Tras su Asunción al cielo, ella continúa intercediendo con sus hijos, siendo para todos uno modelo de fe y de caridad y ejerciendo sobre ellos un influjo salvífico, pues Cristo, el único Salvador, la asocia a su obra a favor de todos los hombres.
Los fieles ven en María una imagen y un anticipo de la Resurrección que les espera, y la invocan como abogada, auxiliadora, socorro y mediadora.

EL SEÑOR OS DARÁ UN SIGNO
Desde la eternidad, Dios escogió para ser la madre de su Hijo a una joven judía de Nazaret de Galilea, una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María (Lc 1, 27).
A la largo de la Historia de la Salvación, algunas mujeres han cooperado especialmente en la realización de las promesas de Dios a favor de su pueblo. Todas ellas son como un anuncio de la misión de la Virgen María. La primera de ellas es Eva, que, a pesar de su desobediencia, recibe la promesa de una descendencia que será vencedora del Maligno y la de ser la madre de todos los vivientes.
En virtud de esta promesa, Sara, la esposa de Abraham, concibe un hijo a pesar de su edad avanzada. Contra toda expectativa humana, Dios escoge lo que se consideraba débil y estéril para mostrar la fidelidad a su promesa. Así se nos presenta en la Biblia a Ana, la madre de Samuel, Débora, Rut, Judit, Ester y muchas otras mujeres.
María es la primera de entre los humildes y los pobres del Señor. Espera con confianza la salvación y la acoge. Con ella se cumple el tiempo de la promesa y se inaugura el nuevo plan de salvación.
El Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mira: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel (Is 7, 14)

MARÍA, NUESTRO MODELO
Para la Iglesia, María es camino que nos lleva a Jesús. Como los cristianos de todos los tiempos, acudimos a ella para que nos acompañe en nuestra vida y nos ayude a ser auténticos discípulos del Señor.
En muchas de las imágenes de María que veneramos, ella sostiene en sus brazos a Jesús, nuestro Salvador. Son un signo de que todo encuentro con María conduce siempre a un encuentro con Cristo mismo.
A largo de los siglos, la Iglesia ha mantenido que nadie puede llamarse de verdad católico si no reconoce que María ocupa un lugar único en la realización de los designios salvadores de Dios a favor de los hombres.
Desde siempre, la Iglesia también nos presenta a María como modelo de oración. Con el magnificat que ella entona, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor.

APRENDER A ORAR CON MARÍA
La oración de María se caracteriza por su fe y por la ofrenda generosa de todo su ser a Dios.
La Iglesia reza con María, la orante perfecta, para alabar e invocar con ella al Señor, pues ella nos conduce a Jesús, su hijo.
Aprender a orar con María es unirse a su plegaria: Hágase en mí tu palabra (Lc 1, 38).
Si decimos «sí» como María, Dios tiene la oportunidad de vivir su vida en nuestra vida.

LO QUE CREEMOS DE MARÍA LO CELEBRAMOS EN LA LITURGIA
Nuestros pueblos y ciudades están repletos de iglesias, ermitas y santuarios donde el pueblo cristiano venera a la Virgen María. Con frecuencia la iglesia reza a la Virgen con el avemaría, oración mediante la que se pide su intercesión. Otras oraciones a la Virgen son el rosario, compendio del Evangelio, la salve y los himnos y cánticos de las diversas tradiciones cristianas. 
Durante el año, la liturgia nos ayuda a hacer memoria de su misterio.
El 8 de diciembre celebramos la solemnidad de la Inmaculada Concepción.
El 1 de enero celebramos la solemnidad de Santa María, Madre de Dios.
El 15 de agosto celebramos la solemnidad de la Asunción de María al cielo, en cuerpo y alma.
El 8 de septiembre, celebramos la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora.
Otras fiestas cuyo centro es Jesucristo tienen una especial vinculación con la Virgen María:
El 2 de febrero celebramos la Presentación del Señor en el Templo.
El 25 de marzo celebramos la Anunciación del Señor

La Madre de Jesús, en la tierra,
precede con su luz al peregrinante Pueblo de Dios
como signo de esperanza cierta
y de consuelo hasta que llegue el día del Señor
(CONCILIO VATICANO II, Lumen Gentium, 68).

¿Por qué decimos que la Virgen María es madre de los cristianos?
Decimos que la Virgen María es madre de los cristianos porque nos ayuda y pide por nosotros a Jesús, su hijo.

Cantamos Junto a ti María


Fuente:
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Testigos del Señor. Editorial EDICE, 2ª edición. Madrid, 2015.
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Sagrada Biblia. Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Madrid, 2011.
ACTIVIDADES:
Piensa y reflexiona las siguientes preguntas y después coméntalas con tus padres y catequistas:
1. ¿Qué significa la Inmaculada Concepción de María?
2. ¿Qué está confesando quien llama a María «Madre de Dios»?
3. ¿A quién se denomina «la orante perfecta» y por qué?
4. ¿Por qué decimos que la Virgen María es madre de los cristianos?
5. Colorea las fiestas litúrgicas de La Virgen María:
Y la vida de La Virgen María:
6. Pincha aquí y comprueba lo que sabes del tema.
MARÍA NOS LLEVA A JESÚS

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