jueves, 15 de julio de 2021

TEMA 20. JESÚS ES EL HIJO UNIGÉNITO DE DIOS

 OBJETIVOS:

- Profundizar en el conocimiento de la persona de Jesús como Hijo unigénito de Dios.
- Reconocer que la fe en el Hijo de Dios es fundamento de la vida cristiana.
- Valorar la novedad que supone vivir como hijos de Dios a imagen de Jesús.
- Aprender los rasgos de la oración de Jesús y profundizar en el significado del padrenuestro.

Comienzo del Evangelio de Jesucristo, hijo de Dios (Mc 1, 1).
Este es el pórtico con el que san Marcos emprende su evangelio. Leyendo y meditando este relato se nos va mostrando poco a poco a Jesús, nacido de la Virgen María, es el Hijo unigénito de Dios.
Tú eres mi Hijo amado,
en quien me complazco
Cuando se narra la escena del Bautismo de Jesús, se escucha la voz del Padre que lo proclama como Hijo amado y objeto de su complacencia
. Por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y el Espíritu que bajaba hacia él como una paloma. Se oyó una voz de  sde los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en quien me complazco» (Mc 1, 9-11).
A lo largo del Evangelio, al ver sus obras y escuchar sus palabras, muchos quedan admirados y se preguntan: ¿Por qué habla este así? ¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen! (Mc 2, 7; 4, 41).

En la escena de la transfiguración es revelado a sus discípulos como Hijo de Dios; a ellos y a todos nosotros se nos invita a escucharlo y seguirlo: Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, sube aparte con ellos solos monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Se formó una nube que los cubrió y salió de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo (Mc 9, 2-4. 7).

En su Pasión, Jesús se da conocer con más intensidad como el Hijo de Dios; en Getsemaní, se dirige a Dios, su Padre, y le suplica: «¡Abba!, Padre: tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero no sea como yo quiero, si no como tú quieres» (Mc 14, 36).
Cuando comparece ante las autoridades judías, Jesús responde claramente a la pregunta de si él es el Mesías, el Hijo de Dios: «Yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Poder y que viene entre las nubes del cielo» (Mc 14, 62).

Al final del Evangelio según san Marcos, en el relato de la escena del calvario, el centurión romano proclama a Jesús como Hijo de Dios cuando descubre el misterio que se oculta detrás de ese hombre justo que ve morir en la cruz: Verdaderamente este hombre era hijo de Dios (Mc 15, 39).


HIJO DE DIOS
En el Antiguo Testamento el título «hijo de Dios» se usaba para designar a hombres que, por su santidad o por la misión sagrada que desempeñaban en Israel, tenían una particular relación con Dios. La expresión «hijo de Dios» aplicada a Jesús tiene un significado inesperado y único. Cuando la Iglesia confiesa a Jesús, el Hijo de Dios quiere decir que Jesús es el Hijo único y eterno de Dios, que existe antes de todos los tiempos con Dios, su Padre.

TÚ ERES EL HIJO DE DIOS
Cuando la comunidad eclesial confiesa a Jesús como Hijo de Dios, quiere decir que Jesús es el Hijo, es decir, el Hijo único y eterno de Dios que existe antes de los tiempos con Dios, su Padre. Se ha hecho hombre para nuestra salvación.
El acontecimiento único y totalmente singular de la Encarnación del Hijo de Dios no significa que Jesucristo sea en parte Dios y en parte hombre, ni que sea el resultado de una mezcla confusa entre lo divino y lo humano. Él se hizo verdaderamente hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios.
Así, Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Una sola persona en dos naturalezas unidas íntimamente y para siempre, sin confusión ni separación entre sí. La Iglesia tuvo que defender y aclarar esta verdad de fe durante los primeros siglos frente aquellos que afirmaban otras cosas.
En Jesús las dos naturalezas están unidas en una sola persona: el Hijo eterno de Dios Padre. Él es la segunda Persona de la Santísima Trinidad que, por nuestra salvación, para que nosotros participáramos de la vida de Dios, se encarnó de María Virgen, se hizo hombre débil y mortal; así lo recuerda san Pablo a los cristianos de Corinto: Siendo rico se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza (2 Cor 8, 9).

EVANGELIO Y EVANGELIOS
«Evangelio» es una palabra que procede de la lengua griega y que significa «buena noticia».
El Evangelio es el anuncio de Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que murió y resucitó para nuestra salvación. Desde el primer momento, los Apóstoles desearon ardientemente anunciar a Cristo y proclamar sus obras y palabras.
Pasados algunos años, bajo la inspiración del Espíritu Santo, se escribieron los «evangelios», que son los cuatro primeros libros del Nuevo Testamento.
Los cuatro evangelios recogen en cuatro redacciones, según Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
Los evangelistas los compusieron escogiendo las cosas más importantes de las muchas que ya se transmitían de palabra o por escrito, a partir de sus recuerdos y del testimonio de los que vieron y escucharon a Jesús.
Los cuatro evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan son el principal testimonio de la vida de Jesús, y comunican siempre la verdad acerca de él; son el corazón de todas las Escrituras y ocupan un puesto único en la Iglesia.

Jesús llama a sus discípulos a vivir como hijos de Dios. A medida que conocemos quién es Jesús, estamos llamados a convertirnos en sus discípulos, a creer en él y a vivir a imagen suya como hijos de Dios.
Los discípulos de Jesús ponen su vida en manos del Padre, al igual que Jesús puso en Él toda su confianza.
Los discípulos de Jesús son misericordiosos con todos, al igual que el Padre, por Jesús, es misericordioso con todos.
Los discípulos de Jesús perdonan siempre al que les ofende, tal y como Dios Padre les perdona por medio de Jesús.
Los discípulos de Jesús aman incluso a sus enemigos, así como Dios Padre hace salir el sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos (Mt 5, 45).

EN EL HIJO, LOS HIJOS APRENDEN A ORAR
En muchas ocasiones, los evangelios nos muestran a Jesús orando. Aun siendo Dios, junto a María y José aprendió a rezar según su corazón de hombre.
Él es el Hijo de Dios y toda su vida es oración, pues está en constante comunión con Dios, a quien invoca con confianza insuperable, como «Padre» o «Padre mío».
Lo vemos retirarse en soledad, muchas veces durante la noche; ora antes de los momentos decisivos de su misión o de la misión de sus Apóstoles.
Viéndolo orar, sus discípulos desean aprender a orar como él lo hace:
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar…» (Lc 11, 1).
Jesús nos dijo que orásemos y pidiésemos en su nombre, que no nos cansáramos y confiáramos en la bondad del Padre; que cuando pidamos, lo hagamos de corazón, para que se haga según su voluntad. Nos mostró una forma de oración excelente, el padrenuestro. Así, viendo y escuchando al Hijo, lo hijos aprenden a llamar a Dios Padre nuestro.
Cantamos Padrenuestro

En el siglo II, san Justino, filósofo y mártir, nos indica que somos cristianos por la gracia de Dios y solo con la gracia podemos conocer el misterio de Cristo:

Tú, reza, ante todo, para que se te abran
las puertas de la luz,
pues nadie puede ver ni comprender,
si Dios y su Cristo no le conceden comprender.

¿Quién es Jesucristo?
Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre, que nació de la Virgen María por obra y gracia del Espíritu Santo. Es verdadero Dios y verdadero hombre.
Cantamos 
Fuente:
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Testigos del Señor. Editorial EDICE, 2ª edición. Madrid, 2015.
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Sagrada Biblia. Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Madrid, 2011.
ACTIVIDADES:
Razona y contesta las siguientes cuestiones; después coméntalas con tus padres y catequistas:
1. Dime dos escenas de la vida de Jesucristo donde la voz del Padre–una vez del cielo y otra desde una nube– proclama a Jesús como su Hijo amado en quien se complace.
2. Quiénes de los siguientes discípulos de Jesús no fueron evangelistas –es decir, autores de los Evangelios–: Pedro, Juan, Lucas, Mateo, Judas y Marcos.
3. Una vez, uno de los discípulos de Jesús le pidió que les enseñara a orar. ¿Qué oración les enseñó para orar al Padre?
4. Dime tres condiciones para que la oración sea escuchada.
5. Pincha aquí y comprueba cuanto sabes del tema.
JESÚS ES DIOS
Y HOMBRE VERDADERO

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