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A menudo en nuestras ciudades hay estatuas y monumentos, o nombres de calles, de las que sabemos solamente eso, el nombre, pero no conocemos su historia ni la razón por la cual han merecido ser destacadas de ese modo: oímos, leemos o decimos esos nombres, pero no significan nada para nosotros, ni vemos qué relación pueden tener con nuestra vida.
La escena en la plaza de los gentiles nos sigue sorprendiendo. Los cambistas eran necesarios para el trueque de la moneda común por la moneda del templo, para poder llevar así a cabo la ofrenda prescriptiva. Los vendedores daban la posibilidad de que los peregrinos o fieles pudieran comprar animales para hacer sus ofrendas. El celo por la Casa de Dios devora a Jesús, en el sentido de que quiere reconducir un culto y unas ofrendas que se habían convertido en objeto de comercio pero no en conversión de los corazones. El templo era el lugar en el que se guardaba la ley, lugar de encuentro de Dios con el hombre. No podía convertirse en lugar de intercambio y casa de ladrones.
El nuevo templo será el Cuerpo de Jesús, cuerpo destrozado y glorificado. Templo que nos permite una relación de filiación con Dios y de fraternidad con nuestros semejantes, en la que no cabe, bajo ningún concepto, ningún tipo de abuso. A través del bautismo nosotros nos convertimos en templo y morada de Dios.
Te alabamos y te bendecimos, Señor, por mostrarnos la auténtica manera de relacionarnos contigo: en espíritu y en verdad.
Hoy celebramos la fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán. Una fiesta que, cuando cae entre semana, pasa prácticamente desapercibida; pero este año, al coincidir con el domingo, por su importancia sustituye a la celebración habitual del domingo. Sin embargo, pocos sabrían decir la razón, y tampoco qué relación puede tener con nuestra vida ordinaria, como cristianos.
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| BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN. ROMA |
La Basílica de San Juan de Letrán es una de las cuatro Basílicas mayores de Roma. Fue regalada al Papa por el Emperador Constantino para que levantase en ella la Catedral de Roma. Y se celebra su dedicación o consagración porque, al ser la sede del Papa como Obispo de Roma, es considerada como ‘la cabeza’ de todas las iglesias del mundo católico, que están unidas a ella.
Pero el sentido de esta fiesta va más allá de lo que son y significan los edificios, por muy venerables que sean. La Dedicación de la Basílica de Letrán nos invita a reflexionar sobre el ‘templo’ que somos y formamos todos los cristianos, como hemos escuchado en la 2ª lectura: “Sois edificio de Dios. ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Ese templo sois vosotros”.
La Iglesia es más que los templos o edificios de piedra donde se reúnen los cristianos. La Iglesia es la ‘asamblea’ (esto significa la palabra ‘Ecclesia’), la comunidad de creyentes que da testimonio de su fe en el corazón del mundo. Esto nos lleva a pensar si somos conscientes de que cada uno de nosotros somos parte del templo de Dios, y tenemos una corresponsabilidad, con los demás miembros, de cuidar este templo de Dios que somos y formamos entre todos. ¿Me siento ‘Iglesia’, o sólo que ‘pertenezco a’ la Iglesia? ¿Tengo conciencia de ser Iglesia diocesana, de ser parroquia?
Y esto nos lleva a otro aspecto de la celebración de la Dedicación de la Basílica de Letrán, que cobra mayor relieve ahora que se está empezando a poner en práctica todo lo reflexionado en el Sínodo sobre la Sinodalidad, que finalizó en octubre de 2024. La sinodalidad significa que, como Iglesia, dentro de la diversidad de sus miembros, debemos caminar no sólo ‘juntos’ sino unidos, cada uno según su vocación, con diferentes funciones, pero una única misión: evangelizar para ir construyendo el Reino de Dios. De ahí la llamada que también hacía San Pablo: “Conforme a la gracia que Dios me ha dado, yo, cómo hábil arquitecto, puse el cimiento, mientras que otro levanta el edificio. Mire cada cual cómo construye”. ¿Me siento unido a otros miembros de la Iglesia? ¿Valoro los carismas y funciones de otros grupos, movimientos, asociaciones…? ¿Cómo estoy construyendo yo la Iglesia, cuál es mi compromiso?
Y un tercer aspecto de la celebración de la Dedicación de la Basílica de Letrán es el significado de la palabra ‘dedicación’, que quiere decir que tiene un fin determinado. Todo el ‘templo’ que es la Iglesia, representada hoy en la Basílica de Letrán, está dedicada a la evangelización, es su fin y razón de ser. Y por eso en el Evangelio hemos escuchado el signo que realizó Jesús en el templo de Jerusalén, cuando “encontró en el templo a los vendedores, cambistas… y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, y les dijo: «Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre»”. Los vendedores y cambistas tenían en su origen un sentido: propiciar las ofrendas de los fieles para adorar a Dios; pero eso, con el paso del tiempo, se había ido convirtiendo en ‘un mercadeo’. El signo de Jesús es una llamada para que hoy pensemos qué tenemos que ‘echar fuera’, de cada uno de nosotros y del conjunto de la Iglesia: costumbres, maneras… que quizá hace tiempo sí tuvieron un sentido válido, pero que hoy en día suponen un freno e incluso un obstáculo para la misión evangelizadora.
La celebración de la Dedicación de la Basílica de Letrán tiene mucho que ver con nuestra vida cristiana. Es una ocasión de reavivar nuestra conciencia de ‘ser Iglesia’ y de la misión a la que debemos dedicarnos los ‘templos’ que somos todos y cada uno de los bautizados.
Que el Espíritu Santo nos haga crecer en sinodalidad, para que, unidos como Iglesia, construyamos el Reino de Dios.
Fuente: ACG
ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio. Después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones
- Contesta: • ¿Qué está pasando en el templo?
- Reflexión:
- Oración:
- Interiorizo La Palabra de Dios: En silencio.
- Me comprometo:
• ¿Por qué Jesús se enfada?
• ¿Qué quiere decir cuando llama al templo “la casa de mi Padre”?
Este pasaje enseña que Jesús se enfadó porque el templo de Dios se había convertido en un mercado de dinero en lugar de un lugar para orar y adorar a Dios. Para los niños/as, el significado es que debemos mantener nuestros corazones "limpios" y "llenos de amor" para que Jesús pueda estar allí, en lugar de dejar que cosas como el enojo, la codicia o la indiferencia ("como un mercado") ocupen su lugar.
El templo es tu corazón: La Biblia dice que nuestros cuerpos son como templos donde vive el Espíritu de Dios. Esto significa que debemos cuidar nuestro corazón y que no debemos permitir que cosas malas como la mentira, el enojo o la envidia se instalen en él.
Hay que hacer una "limpieza": Si hay algo en nuestros corazones que no agrada a Dios, debemos pedirle ayuda para limpiarlo y hacerlo nuevamente un lugar de amor y alegría.
Jesús es el verdadero templo: Jesús dijo que si destruían el templo (su cuerpo), Él lo reconstruiría en tres días. Esto significa que Él es más importante que cualquier edificio y que, después de su muerte, su cuerpo resucitó. Esto nos enseña que Jesús es el verdadero lugar de encuentro con Dios y que tenemos que confiar en Él, como en la lectura del Evangelio.
En silencio o en grupo:• ¿Qué cosas “ensucian” hoy el templo de Dios que es mi corazón?
• ¿Qué “mercados” o distracciones hay en mi vida que me alejan de Jesús? (por ejemplo: redes sociales, egoísmo, pereza, orgullo…)
• Jesús no destruye el templo, lo limpia. ¿Qué cosas necesita limpiar hoy en mí?
Frase clave para meditar:
“No conviertan en un mercado la casa de mi Padre.”
Señor Jesús,
a veces mi corazón se llena de ruido,
egoísmo y distracciones.
egoísmo y distracciones.
Ven con tu fuerza y tu amor
a limpiar todo lo que me aleja de ti.
Quiero que mi vida sea una casa donde tú vivas,
donde reine tu paz. Amén.
Imagina a Jesús entrando en tu corazón y dejando todo limpio y en orden.
Siente la paz de tener un corazón preparado para Dios.
Puedes repetir suavemente en silencio:
“Jesús, haz de mi corazón tu templo.”
Piensa en un gesto concreto para llevarlo a cabo en semana:
💡 Por ejemplo:
• Ordenar mi espacio de oración o mi habitación como signo de limpieza interior.
• Evitar una distracción que me aleja de Dios.
• Pedir perdón a alguien con quien he sido injusto.
2. Colorea:
Con el lema “Tú también puedes ser santo” la campaña invita a conectar la santidad con el hoy de nuestras vidas.
Se celebra el 9 de noviembre, día que estableció el papa Francisco a partir de 2025 para conmemorar a los santos, beatos, venerables y siervos de Dios en las Iglesias particulares.
“En todos los amigos y amigas de Dios encontrarás cada día la inspiración que necesitas para llevar una vida de santidad”.
El secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia invita a conectar la santidad con el día a día de nuestras vidas. Precisamente, el 9 de noviembre, día de la dedicación de la Basílica de Letrán, es la jornada establecida por el papa Francisco para conmemorar a partir de 2025 a los santos, beatos, venerables y siervos de Dios en las Iglesias particulares.
4. Realiza el puzzle:






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