sábado, 15 de febrero de 2025

¡BIENAVENTURADOS LOS POBRES, AY DE VOSOTROS LOS RICOS! VI DOMINGO TO-C

 
Lecturas misa AQUÍ.

Os dejamos el Evangelio según San Lucas 6, 17. 20-26:
MEDITAMOS: DICHOSOS..., FELICES...
Escuchamos que Jesús repitió varias veces la palabra “dichosos”, refiriéndose a aquellas personas que tienen el corazón desprendido de las riquezas y que sufren porque por no tener nada, son despreciados, para éstos será el reino de los cielos, por eso serán dichosos. Los que tienen hambre: hambre de pan, de justicia, de amor, de ser tenidos como personas, éstos serán saciados por Dios y por eso serán dichosos. Los que lloran, ¿por qué llora una persona? Porque está afligida, porque necesita el perdón, porque se compadece del dolor de los hermanos maltratados, serán dichosos y reirán. Dichoso el que es perseguido, injuriado, excluido y maldecido por causa de su amor a Jesús, su recompensa será grande en los cielos, porque ha sido testigo y ha sido fiel. 
Jesús, también dice: “¡Ay de los ricos, ay de los satisfechos, ay de los que ahora ríen, ay de los que son tenidos por buenos y todo el mundo los alaba!” porque han buscado en este mundo su propia felicidad sin tener en cuenta las necesidades de sus hermanos. 
PARA VIVIR
Jesús nos dice todo esto porque somos capaces de entenderlo y a la vez, nos invita a salir del egoísmo, del amor a las riquezas y al poder y a cuanto nos puede separar del amor de Dios. 
Jesús nos enseña una nueva forma de vida, escogiendo como “Bienaventurados, Dichosos”, a quienes lo escuchan, y de manera especial a los pobres y a los que sufren. Y por otra parte, descarta en el Reino de Dios, a aquellos que persiguen y excluyen de sus vidas a los que son contrarios a su modo de pensar y de vivir.
ORACIÓN:
Dios mío,
te damos las gracias
por el mensaje 
que hoy hemos recibido, 
porque nos amas y ayudas, 
porque esperas y deseas 
que todos vayamos 
a ese lugar de Dicha 
que no tiene fin. 
Queremos pedirte para que, 
en el corazón de los hombres 
donde nacen los odios y las guerras, 
las injusticias y el egoísmo, 
germinen las semillas de la paz 
y del amor, del perdón y del compartir. Amén.
Para los más pequeños "Las Bienaventuranzas"
ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio. Después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones:
  • Contesta
  • - ¿Qué quería decir Jesús con la expresión: “dichosos”, “felices”?
    - ¿Qué recompensa tendremos si somos perseguidos por causa de Jesús?
    - Cuando Jesús dice: ¡Ay de vosotros...! ¿A quienes se refería?
  • El texto: A través del decálogo de la Bienaventuranzass, Jesús nos trae un proyecto de vida completo  y nos enseña a no victimizarnos. Lo importante no es lo que el mundo nos pueda ofrecer. Lo que debemos buscar es el reino de Dios, y no dejarse desanimar por las adversidades de la vida cotidiana.
    Cada bienaventuranza comienza con («Bienaventurados o Felices…»), que es la dicha que es suficiente en sí misma, completa y la primera experiencia de la vida eterna. En su conjunto, describen el espíritu de aquél que vive en la Persona de Cristo. 
  • ReflexiónJesús trae la buena noticia a los pobres, a los que sufren, a los que lloran, a los necesitados… Todos ellos son proclamados felices y se les anuncia que su situación cambiará radicalmente y participarán en el gozo pleno del Reino de Dios. No se dice que sean felices porque su comportamiento es mejor que el de otras personas, sino porque reciben la misericordia de Dios, que siempre está al lado de los maltratados y oprimidos. Ellos son los destinatarios de la predilección divina: así lo habían recordado a menudo los profetas de Israel, y en Jesús este anuncio se hace realidad. Propiamente, las bienaventuranzas son ocho, como indica la inclusión (es decir, la repetición de una misma frase para marcar el inicio y el final de una sección) entre la primera y la octava a propósito del Reino de los cielos. La última bienaventuranza tiene una ampliación que se aplica directamente a los discípulos, invitados a alegrarse cuando sufran persecuciones. Y es que las Bienaventuranzas, que son ante todo un anuncio gozoso, contienen a la vez un programa de vida radical y exigente, modelado sobre el ejemplo de Jesús mismo, que puede conllevar incomprensiones y violencias para quienes lo pongan en práctica.   ¿Y a tí, qué te dice? ¿Qué ven los demás en los cristianos, cuando nos ven vivir y morir, gozar, trabajar, sufrir y reír… ? 
  • Si miramos a nuestro mundo vemos gentes que son pobres, que pasan hambre, que sufren, que son excluidos y proscritos… y a nadie se nos ocurre llamarlos dichosos ni tampoco ellos mismos se sienten como tales. Por el contrario vemos gente rica, que disfruta de todas las comodidades posibles y goza el momento presente como si poseyera el mayor tesoro, y todo los miramos con cierta envidia y los calificamos como gente con suerte.
  • Papa Francisco
  • « Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos » Lucas no habla de una pobreza «de espíritu» sino de ser «pobres» a secas, y así nos invita también a una existencia austera y despojada. De ese modo, nos convoca a compartir la vida de los más necesitados, la vida que llevaron los Apóstoles, y en definitiva a configurarnos con Jesús, que «siendo rico se hizo pobre». Ser pobre en el corazón, esto es santidad. 
    « Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados » Tal justicia empieza por hacerse realidad en la vida de cada uno siendo justo en las propias decisiones, y luego se expresa buscando la justicia para los pobres y débiles. … olvidamos que se manifiesta especialmente en la justicia con los desamparados: «Buscad la justicia, socorred al oprimido, proteged el derecho del huérfano, defended a la viuda». Buscar la justicia con hambre y sed, esto es santidad.
    « Felices los que lloran, porque ellos serán consolados » La persona que… se deja traspasar por el dolor y llora en su corazón, es capaz de tocar las profundidades de la vida y de ser auténticamente feliz. Esa persona es consolada con el consuelo de Jesús y no con el del mundo. Así puede atreverse a compartir el sufrimiento ajeno y deja de huir de las situaciones dolorosas. De ese modo encuentra que la vida tiene sentido socorriendo al otro en su dolor, comprendiendo la angustia ajena, aliviando a los demás. Saber llorar con los demás, esto es santidad. 
    « Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos » Si no queremos sumergirnos en una oscura mediocridad no pretendamos una vida cómoda, porque «quien quiera salvar su vida la perderá». …. Las persecuciones …hoy también las sufrimos, sea de manera cruenta, como tantos mártires contemporáneos, o de un modo más sutil, a través de calumnias y falsedades. …Otras veces se trata de burlas que intentan desfigurar nuestra fe y hacernos pasar como seres ridículos. Aceptar cada día el camino del Evangelio aunque nos traiga problemas, esto es santidad. 
    Los triunfos pasajeros y los elogios fáciles no suelen tener consistencia, ya que los intereses y la conveniencia privan sobre la verdad y el genuino amor. ¡Ay de vosotros, los ricos, los satisfechos, los que ahora reís, los que estáis saciados! Todo esto es pura apariencia, vida sin sentido. Es preciso trabajar, luchar, esforzarse para conseguir los valores del reino.
  • Oración
  • Gracias Señor, 
    porque siempre tienes las palabras sencillas 
    pero claves para recordarme 
    que tu siempre estarás del lado de los que sufren, 
    de los que pasan hambre, de los pobres y oprimidos, 
    gracias por recordarme lo importante que es la oración, 
    una oración en sintonía con nuestro padre 
    te pido que nunca se apague en mi 
    la sed de buscar primero el reino de Dios

    Me pongo en tus manos y te pido que me guíes por el camino correcto siempre.
     Continúa tu oración personal ... ¿Qué le dices a Jesús?
  • Interiorizo la Palabra de Dios
  • Alégrense ese día y salten de gozo, 
    porque su recompensa será grande en el cielo.
    Jesús «levantando los ojos hacia sus discípulos» les dijo: BIENAVENTURADOS… Son bienaventurados porque siguen a Jesús, porque lo escuchan con atención, porque están atentos a su manera de vivir, porque guardan en su mente y en su corazón sus palabras, porque lo han dejado todo para seguir sus pasos, porque esperan un nuevo reino…
    Dichosos los pobres. Los que se sienten pequeños, los que se conforman con lo que tienen, los que no buscan almacenar para poseer. Su tesoro está en el cielo.
    Dichosos los que tienen hambre. Hambre de amor, hambre de pan, hambre de hogar, hambre de felicidad, hambre de Dios… Sólo Dios puede saciarlos.
    Dichosos los que ahora lloran. Lloran al ver la situación de nuestro mundo, al observar las injusticias sociales, al captar como el pecado contamina los dominios de la bondad.
    Dichosos vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame. Es el pago a la bondad, al amor desinteresado, a la entrega sin condiciones. Así fue con Jesús, con los profetas, con los santos.
  • Me comprometo
  • Vuelve a leer el Evangelio y experimenta que el Señor te las dice a ti en persona, para que entiendas los valores auténticos del Evangelio. Pide que estos valores, proclamados por Jesús, los vayas haciendo tuyos. Vive la vida como un bienaventurado de Dios.
    Déjate alcanzar por el influjo del Evangelio y descubre la riqueza del compartir, de gozar la alegría de la entrega, de experimentar la paz en medio del desconcierto…
    Felices los pobres, felices los que tienen hambre de justicia, los que están tristes, felices los que están perseguidos… Que distinto a la escala de valores que muchas veces nos propone la sociedad en la que vivimos. Empéñate en encarnar estos valores.
    Anímate a salir de la indiferencia, a mirar a los demás con otros ojos, a ser solidario, a comprometerte, a compartir la cruz, a pedir ayuda…
    Lleva el gozo y la alegría a los que están deprimidos y trabaja para que los pobres no sean tan pobres (en lo económico, educativo, salud, derechos humanos, en la vida espiritual, etc…)
    Ayuda para que las personas que sufren… experimenten el amor de Dios con tu ayuda, apoyo, cercanía y oración.
    Me comprometo a buscar un momento de oración profunda intimidad con Dios el día de hoy.
    Me comprometo a buscar siempre primero el Reino de Dios/de amor, de paz, de justicia y de verdad).
    A obrar un pequeño milagro con ese hermano que necesita algo tan simple pero tan maravilloso como una sonrisa o un abrazo.
2. Aprende y colorea: 
3. Ve el vídeo "Testigos alegres"
4. Realiza el puzzle: 
Cantamos "Nada nos separará"
¡SEÑOR, CONFIAMOS EN TI!

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