domingo, 3 de marzo de 2024

EN TRES DÍAS LO LEVANTARÉ. III DOMINGO CUARESMA -B

 


Lecturas misa Aquí.

Os dejamos el Evangelio según San Juan 2, 23-25:

MEDITAMOS
RESPETAR EL LUGAR DE ORACIÓN
Los vendedores que Jesús encontró en el templo de Jerusalén, se olvidaron del amor y se pegaron al metal que resuena de las monedas, el negocio y el intercambio. Faltaron al respeto y Jesús se enfadó mucho.
PARA VIVIR
Jesús quiere limpiar y purificar de toda corrupción el culto a Dios. Jesús quiere enseñar que hay un nuevo templo: él mismo y, en ese templo cabemos todos. 
Jesús nos pide que demos culto a Dios con sencillez y lo reflejemos amando a los demás, en rezar por ellos, perdonando, ayudando, compartiendo sus alegrías y tristezas.
ORACIÓN
Querido Jesús,
sabemos que estás 
en medio de nosotros
y en nuestro corazón.
Tú sabes que hay muchísima gente
que ignora tu presencia
y por eso van por la vida 
muy distraídos
y buscando la alegría 
y la felicidad en donde no está.
Te queremos pedir 
por compañeros del cole, 
 nuestros amigos, 
nuestros vecinos y familiares 
para descubran tu presencia en ellos 
y te busquen y te encuentren 
como la mayor alegría 
que se puede tener. Amén.

ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio. Después comenta con tus padres ya catequistas, las siguientes cuestiones:
LA FE NO SE NEGOCIA
  • Jesús se enfadó con los vendedores del templo. No encontraremos a Dios donde no está. Él no se dejará encontrar en la corrupción, en aprovechar su Nombre para hacer caja, en lo que suene a cambio y enriquecimiento en provecho propio. Ahí Jesús nos saca inmediatamente la tarjeta roja.
  • Tarjeta roja
    Templo de Dios: Hoy el Evangelio nos recuerda que el templo de Dios somos cada uno de nosotros. Así que esta escena evangélica se traslada a nuestra propia vida: ¿Cómo vivimos?, ¿Cómo usamos nuestro tiempo?, ¿En qué invertimos nuestras energías?, ¿Qué papel juega Dios en todo ello?…
  • Cuaresma -tiempo de cambio- Estamos aún a tiempo, de cambiar el estilo de “nuestro juego” si no nos hemos enterado todavía de que lo nuestro es amar. Jesús, el gran árbitro, quiere ser testigo de esta transformación, por ello nos acompaña en el campo de juego. 
  • Templo: Para Jesús el templo es la casa del Padre donde todos sus hijos son acogidos, donde el amor prevalece por encima del dinero, de los odios y desigualdades sociales. Porque el templo es la casa donde se reúnen sus hijos formando la gran familia de los hijos de Dios. Cuántos templos hoy se convierten en algo que nada tienen que ver con el culto a Dios. Colaboremos en hacer de la casa de Dios un hogar acogedor, con las puertas abiertas para todos los desvalidos, un hogar donde todos, absolutamente todos, tengamos cabida y nos sintamos verdaderos hijos y seguidores de Jesús
  • «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré». El templo del que hablaba Jesús era su propio cuerpo. El cuerpo de Jesús es el verdadero santuario porque contiene en sí la plenitud del Espíritu de Dios. Es el sacramento visible de la presencia de Dios entre los humanos. Jesús es el templo verdadero donde encontramos a Dios, ya que Él es el camino, la verdad y la vida.
  • Los templos vivos donde Dios habita son las personas, creyentes o increyentes. Desde que Jesús se hizo hombre, toda la humanidad es como el gran ámbito o templo de la divinidad. Dios habita plenamente en Jesús. Y en nosotros también habita el Señor por la participación en la persona de Jesús.¡Cuánto respeto nos merecen los templos, las imágenes, los objetos religiosos! Pues, muchísimo más hemos de respetar y «venerar» a las personas. Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de éstos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron.  
  • Testigos: Si somos testigos de este Cristo vivo, mucha gente encontrará a Jesús en nosotros, en nuestro testimonio. ¿Se siente el Señor verdaderamente como en su casa en mi vida? ¿Le permitimos que haga «limpieza» en nuestro corazón y expulse a los ídolos, es decir, las actitudes de codicia, celos, mundanidad, envidia, odio, la costumbre de murmurar y «despellejar» a los demás? ¿Le permito que haga limpieza de todos los comportamientos contra Dios, contra el prójimo y contra nosotros mismos… (Papa Francisco)
  • Cada Eucaristía que celebramos con fe nos hace crecer como templo vivo del Señor, gracias a la comunión con su Cuerpo crucificado y resucitado. Jesús conoce lo que hay en cada uno de nosotros, y también conoce nuestro deseo más ardiente: el de ser habitados por Él, sólo por Él. Dejémoslo entrar en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestro corazón. Jesús conoce todo lo que está dentro de nuestro corazón: no podemos engañar a Jesús. No podemos, ante Él, aparentar ser santos, y cerrar los ojos, actuar así, y luego llevar una vida que no es la que Él quiere. Y Él lo sabe. Y todos sabemos el nombre que Jesús daba a estos con doble cara: hipócritas. Nos hará bien, hoy, entrar en nuestro corazón y mirar a Jesús y decirle: «Señor, mira, en mí hay cosas buenas, pero también hay cosas no buenas. Jesús, ¿Te fías de mí? Soy pecador…». Pero si tu corazón no es justo, si tú no vives la justicia, si tú no amas a los que necesitan amor, si tú no vives según el espíritu de las bienaventuranzas… en la oración, preguntémosle: Señor, ¿Tú te fías de mí? (Papa Francisco)
  • Confesión
    Misericordia: ¿Sabéis cuál es el látigo de Jesús para limpiar nuestra alma? La misericordia. Abrid el corazón a la misericordia de Jesús. Decid: «Jesús, mira cuánta suciedad. Ven, limpia. Limpia con tu misericordia, con tus palabras dulces; limpia con tus caricias». Y si abrimos nuestro corazón a la misericordia de Jesús, para que limpie nuestro corazón, nuestra alma, Jesús se fiará de nosotros. En aquel templo había muchos tenderetes que no llevaban a Dios. Pon en práctica revisar tu vida para quitar todo lo que aun «dentro de tu templo» no te lleva a Él (Papa Francisco) 
  • Me comprometo: Jesús quita todo lo que sobra en la entrada del templo. Ayuda a otros a quitar todo lo que les impide entrar en la Iglesia. Mira con ojos de fe a cada hermano/a que te encuentres. Ellos también son hijos de Dios. Participa con gozo en la celebración de la Eucaristía y se consciente de que la asamblea es el lugar privilegiado donde el Señor está presente. Cuando vayas al templo, ten presente qué significa: «casa de oración» ¿Qué debe ser cambiado o purificado en tu vida, para poderle dar «ese» lugar a Dios? La Iglesia es el cuerpo de Cristo. Procura que otros hermanos encuentren a Cristo en la Iglesia. Da buena «imagen» de ella. Ámala. Da testimonio de este amor.
  • Tu cuerpo es templo del espíritu Santo.
    Prepara tu corazón, para que Dios habite en él. Sé coherente entre lo que crees y lo que haces ¿Qué deberías cambiar? Cuida tu cuerpo, no sólo físicamente, sino espiritualmente y cada día da gracias al Señor porque te ha dado la gracia de estar y vivir en este templo. Igual que Jesús limpió el templo, podemos limpiarnos a nosotros mismos de todas esas cosas que nos sobran para ser mejores ante Dios y los demás; puedo empezar por ayudar en casa a limpiar, y ....
2. Aprende y colorea: 
3. Ve el vídeo "Caminos de conversión" Después coméntalo con tus padres y catequistas:
4. Realiza el puzzle:
Cantamos: "La purificación del Templo"
BUSCA A JESÚS
¡JESÚS ES MI ALEGRÍA!

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