PRIMERA LECTURA:. “La lluvia hace germinar la tierra” (Isaías 55, 10-11) SALMO: “La semilla cayó en tierra buena, y dio fruto” (Salmo 64) SEGUNDA LECTURA: “a creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios” (Romanos 8, 18-23) EVANGELIO: “Salió el sembrador a sembrar” ( Mateo 13, 1-23). AQUÍ.
Os dejamos a continuación el vídeo del Evangelio:MEDITAMOS:
Jesús nos habla en PARÁBOLAS para que su mensaje sea muy fácil de entender por todos los que querían escucharlo.
Jesús es el sembrador y nos regala la semilla de su mensaje en la MISA, en la BIBLIA, en el CATECISMO, en la ORACIÓN todos unidos un domingo sí y otro no. Si abrimos nuestro corazón para recibirla y nos mantenemos cerca de Jesús, podrá dar mucho fruto.
PARA LA VIDA:
Jesús, hoy nos invita a escucharlo, con un corazón bien dispuesto. El desea para nosotros lo mejor y para que se haga realidad ese deseo, es necesaria nuestra colaboración. Nuestra MISIÓN, para colaborar, es sembrar el mensaje de Jesús. Aún sabiendo que todo lo que sembramos no dé el fruto deseado, sin desanimarnos.
Querido Jesús: Te doy gracias por ser mi amigo,
por quererme y acompañarme.
Tú nos invitas hoy
Tú nos invitas hoy
a escucharte con atención
porque a veces somos distraídos.
Te pedimos que tu palabra
llegue a nuestro corazón
como la buena semilla a la buena tierra. Amén.
ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio. Después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones:
- Jesús con su presencia atraía a la gente y todos se ponían a escucharlo. Jesús no perdía ocasión para decir el mensaje de salvación, y para que todos entendieran les ponía ejemplos que se referían a la vida del campo y a los trabajos que ellos hacían. Contesta: ¿Con qué compara Jesús la palabra de Dios? ¿Qué significa en la parábola, la buena tierra? ¿Vemos alguna relación entre el mensaje de Jesús y el juego que hicimos?
- EL CORAZÓN, LA TIERRA DONDE CAE LA SEMILLA. Corresponder a la gracia de Dios nos hace tierra buena, cada vez mejor, acogedora de la semilla, capaz de dar fruto. Jesús sale continuamente a sembrar en nuestros corazones una semilla de bien, paz, de contento, de entrega.
- En el evangelio se nos cuenta que Jesús habló de la semillas y de la tierra. El mismo explicó el significado de la parábola por lo tanto, ya que hemos comprendido, podríamos averiguar si nuestro corazón es, buena tierra, o tierra que no deja germinar ninguna semilla. Cerramos los ojos y pensamos qué cosas no dejan que el mensaje de Jesús sea lo más importante para nosotros. El que la buena tierra produzca ciento, sesenta o treinta, es la capacidad de respuesta de cada uno, pero lo importante es producir buen fruto, eso es lo que quiere Jesús.
- Pensemos: Cuando escuchamos la Palabra de Dios, esa Palabra es semilla que se planta en nosotros. Podemos decir que nuestro corazón es la tierra donde esa semillita crecerá. Y si nuestro corazón está abierto al Señor, es entonces buena tierra, donde esa semilla crecerá y dará muchos frutos de amor. Pero hay veces que, por miedo, o por el que dirán, nuestro corazón no se abre al Señor, entonces la «semilla» no crece y muere. Y eso no es lo que quiere Dios. El quiere que sus hijos e hijas sean instrumentos de amor, de paz, y de hermandad. Es por eso que nuestro amigo Jesús nos invita esta semana a abrir el corazón de par en par a la Palabra de Dios, de recibirla con alegría y entusiasmo para convertirnos nosotros también en sembradores de amor.
- A lo largo de esta semana vamos a ver: ¿Cómo nos convertimos en «sembradores» del Amor de Dios? ¿Con qué gestos lo demuestro dentro mi familia? ¿Entre mis amigos? Pidamos a nuestro amigo Jesús que nos enseñe a abrir el corazón, a ser buena tierra donde la semilla crezca y se fortalezca para dar frutos de amor y alegría para compartir con todos.
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