SALMO: “Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Salmo 117)
SEGUNDA LECTURA: “Mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva” (1 Pedro 1, 3-9)
Podéis ver el Evangelio:MEDITAMOS:
Jesús Resucitado nos muestra las pruebas de la Vida que vence la oscuridad y la muerte. Sus manos son manos de la Paz. En el lugar de los clavos, la Paz y el Amor.
Cuando las cosas se tuercen o nos envuelve la oscuridad, la figura de santo Tomás se nos hace muy próxima, casi simpática porque “empatiza” con lo que nos está aconteciendo. Tomás no quiere vivir de lo que le cuentan. Quizá los que le transmitieron el acontecimiento de la Resurrección no fueron lo suficientemente convincentes para él. Necesita tener la experiencia del encuentro con el Resucitado. El propio Jesús le concederá tocar sus manos y su costado. Igual que a nosotros en la eucaristía, cuando recibamos en la comunión su cuerpo en forma de pan, el pan de Vida. El banquete del entusiasmo es saborear el milagro del Amor de Dios que se nos comunica en la Resurrección de su Hijo.
PARA LA VIDA:
¿Somos también nosotros capaces de transformar nuestras manos, nuestro corazón, nuestra mente en instrumentos de Paz? Si llevamos la Paz, llevamos la Resurrección del Señor.
Hoy Jesús nos dice a los niños algo muy importante: que la paz esté con nosotros y que nos envía, como El Padre lo envió a Él.
Tenemos que ser sembradores de paz y no de discordia y desunión, con esta paz en el corazón tenemos que ir a los demás. Por eso, los niños que se sienten AMIGOS de Jesús, regalan paz y alegría a los que le rodean.
tú deseas que la paz esté con nosotros.
Sabes bien que falta paz
en muchos países,
en muchas familias,
en muchas personas.
Te pedimos que tu paz llegue a todos nosotros
a nuestros familiares,
a nuestros amigos y conocidos. Amén.
Cantamos "Vive"
ACTIVIDADES:
1. Vuelve a leer o ver de nuevo el Evangelio. Después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones:
- ¿Qué me dice Jesús. Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!».
Crees sin ver.
Tienes fe…
Tienes fe…
Pero también crees por el testimonio
de los apóstoles y el de muchas otras
personas que me vieron, tocaron y
comieron conmigo.
¡ Alégrate, ya no tienes nada que temer,
Yo he vencido a la muerte!
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