Lee el Evangelio según San Lucas 9, 28b-36 aquí.
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Meditamos: Lucas le da mucha importancia a la oración; Jesús sube a la montaña a rezar y, en ese momento, se manifiesta transfigurado a los tres discípulos escogidos. La montaña es el lugar del encuentro con Dios. No solo para los judíos, sino también en muchas religiones primitivas. Quien tiene la experiencia de subir a pie una montaña y contemplar el paisaje alrededor puede comprender por qué. Desde arriba las cosas se ven en su conjunto, los pequeños obstáculos dejan de parecer tan grandes, se puede captar el cuadro general. Jesús, según nos cuenta Lucas, cambia de aspecto y su vestida se vuelve blanco, luminoso. Moisés y Elías son representantes de la Biblia, el mensaje que Dios dirige a su pueblo durante toda su historia. La «gloria» es la forma de expresar que Dios los ha investido de autoridad. Jesús conversa con ellos porque viene a dar plenitud al Antiguo Testamento, la Palabra de salvación de Dios. En Jesús, todas las esperanzas y anhelos del pueblo de Dios serán cumplidas de forma definitiva.
Los últimos signos de la nube y la voz celestial lo confirman. Dios habla desde el cielo y reconoce a Jesús como su Hijo, su elegido, el que los judíos estaban esperando, el Mesías que tenía que traes la salvación de Dios en el tiempo final.
Para vivir: En el texto de la transfiguración, Pedro, Juan y Santiago son escogidos por Jesús y llevados a la montaña. Ellos son testigos de la gloria de Jesús pero no saben reaccionar bien. Al principio tienen sueño, y después desearán quedarse sobre la montaña, donde es está tan bien.
Igualmente, nosotros somos escogidos por Jesús para acompañarlo en momentos buenos y malos. Él nos da a veces etapas de luz, de gloria, en los que la fe muestra su sentido, la vida nos sonríe y damos gracias a Dios. Otras veces, la oscuridad y la cruz no nos dejan ver bien el camino. En estos momentos, podemos recordar que Jesús sigue estando con nosotros, el mismo que una vez nos mostró su gloria, el que nunca nos abandonará. La experiencia de la transfiguración será, pues, el recuerdo que nos puede ayudar a seguir adelante.
Gracias Jesús por ser mi amigo.
Te busco y quiero que me acompañes,
que te rece y te cuente todas mis cosas
que tu luz me ilumine cada día,
más en esos días tristes....
Ayúdame a no fallarte,
cuenta siempre conmigo
en todos los momentos de mi vida. Amén.
ACTIVIDADES:
1. Vuelve a leer el evangelio y comenta con tus padres y catequistas:
- ¿A qué monte subieron a rezar Jesús y sus tres discípulos?
- ¿Cómo se llaman los apóstoles a los que Jesús invitó a subir al Monte Tabor?
- En el Monte Tabor, los discípulos se animaron cuando vieron a Jesús como realmente es. Acompañado por Moisés y Elías fue guiado por la ley y los profetas. Yo también busco este equilibrio, basado en la sabiduría que viene de la tradición y de la visión.
- En todos los momentos sacramentales, vemos a quienes amamos en su verdadera dignidad, como seres humanos amados por Dios. Los sueños para este niño perfecto en su Bautismo, las bendiciones con regalos para la Confirmación, la belleza del perdón en la Reconciliación, la calidez de la Comunión, la esperanza de sanación con la Unción de los Enfermos, la dignidad de la alianza de amor con el Matrimonio, la belleza del servicio en la Ordenación. La ropa elegante a veces nos hace exclamar con admiración. Pedro y Juan, y Santiago fueron privilegiados al ver a Jesús en su total dignidad. ¿Has visto a alguien que amas en su total dignidad? ¿Puedes imaginar un momento así?
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