UN DÍA EN LA VIDA DEL CRISTIANO
OBJETIVOS:
- Conocer como nos narra el evangelio una jornada de Jesús- Descubrir que el cristiano reza en diversos momentos del día
- Profundizar en las siete peticiones del padrenuestro
- Descubrir que el cristiano intentar vivir como Jesús vivía.
Por la mañana, al despertarte, con el corazón alegre, santíguate pensando en Dios. Agradécele tu vida y la de los que te rodean, el nuevo día que te dan: Alaba al Señor, Dios, en todo tiempo, ruégale que oriente tu conducta (Tob 4, 19).
Cuando comentes con tus padres y hermanos lo que hoy vas hacer, habla siempre con alegría y con amor: ellos son tu familia, lo mejor que Dios te ha dado.
Durante el día piensa a menudo en Dios, porque el siempre piensa en ti: Acuérdate del Señor todos los días (Tob 4, 5). Háblale como a un amigo.
Es por delante de la iglesia, en interés: es la casa de los cristianos contar tu casa. Ante el Señor, reza el padrenuestro.
En la escuela, haz tus tareas con orden. Esfuérzate en aprender. Tus profesores te ayudan a comprender todo aquello que el ser humano ha descubierto del mundo que Dios nos ha confiado, tan lleno de misterios y de belleza.
Sé amigo de tus amigos y haz nuevos amigos. Perdona siempre, pues Dios te perdona ti. Sé alegre y amable en el trato con los demás, especialmente con los que a veces nadie tiene en cuenta: Si algo te sobra, dalo con generosidad (Tob 4, 16).
A la hora de comer bendice la mesa con tu familia. Disfruta de los frutos de la tierra y agradecérselos al Señor. Come con moderación.
Ayuda a tus padres: ellos trabajan mucho para ti. Dedícate a tus hermanos y abuelos. No desprecies los buenos consejos (Tob 4, 18).
Ayuda con alegría a los vecinos y conocidos. Aprovecha tu tiempo libre y, en el deporte, juega limpio. Pon cuidado, hijo, en toda tu conducta, compórtate con educación (Tob 4, 14).
Por la noche, antes de ir a dormir, cuéntale al Señor todo lo que has visto, lo que has vivido y has descubierto. Pídele perdón por tus pecados. Nunca olvides dar gracias a Dios en la oración: por el bautismo eres su hijo y hermano de Jesús. Recuerda también que él te dio como madre a María, para que la ames, la trates, la imites y te dejes amar y ayudar por ella.
El cristiano comienza y termina su jornada, sus oraciones y sus acciones con la señal de la cruz (ver capítulo 10). Hacemos la señal de la cruz de dos maneras: santiguándonos y persignándonos. «Santiguarse» es llevar las yemas de los dedos de la mano derecha a la frente, al pecho y del hombro izquierdo al derecho diciendo: En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. «Persignarse» es hacer pequeñas cruces con el dedo pulgar sobre la frente, los labios y el corazón y, acto seguido, santiguarse. Decimos: Por la señal de la santa cruz de nuestros enemigos líbranos, señor, Dios nuestro. En el nombre del padre del hijo y del espíritu Santo. Amén.
UNA JORNADA EN CAFARNAÚN (Mc 1, 21-39. Aquí)
También podéis ver el vídeo:
ENSEÑA - CURA - ORA
LA ALEGRÍA DE JESÚS, NUESTRA ALEGRÍA
Como Jesús, el cristiano trata de vivir con alegría y agradecimiento los hechos de la vida de cada día. Jesús experimenta todas nuestras alegrías y comparte los gozos de los que encuentra en su camino:
– la alegría del sembrador y del segador (Jn 4, 36-38)
– la alegría del hombre que haya un tesoro escondido (Mt 13, 44)
– la alegría del pastor que encuentre la oveja perdida (Mt 18, 10-14)
– la alegría de los novios en el día de su boda (Jn 2, 1-12)
– la alegría del padre cuando recibe a su hijo pródigo (Lc 15, 11-32)
– la alegría de los niños deseosos de acercarse a él (Mt 19, 13-15)
– la alegría de los amigos que le abren las puertas de su casa (Mt 9, 9-13) Elegimos este evangelio para comentar:
– la alegría por la acogida que se da a la Palabra (Lc 10, 21-24)
– la alegría por la conversión de una mujer pecadora (Lc 7, 36-38, 44-50)
Por sus milagros y sus palabras, por las cosas buenas que hace, la gente se alegra y da gloria a Dios. Acogiendo a Jesús, nosotros podemos vivir siempre alegres, confiando en Dios, nuestro Padre. Pero no debemos retener esta alegría, debemos compartirla con cuantos están cerca de nosotros; poner esperanza donde hay desilusión, alegría donde hay tristeza, y vida donde hay muerte.
Los cristianos recordamos las palabras de Jesús y le seguimos. Cristo mismo, por su Espíritu, se sirve de la Iglesia –de todos los bautizados– para la salvación de la humanidad.
Vemos la Alegría de los cristianos. Jóvenes que participaron en la JMJ de 2011 en España:
ORAR CONFIADAMENTE
Al contemplar como ora Jesús nos damos cuenta de que se dirige a Dios con confianza, solo con los Apóstoles. Obedece a la voluntad del Padre y le habla con amor:
que los que me has dado
estén conmigo donde yo estoy
y contemplen mi gloria (Jn 17, 24)
Jesús instruye a sus discípulos para que oren: les invita a presentar sus peticiones a Dios en su nombre y él mismo escucha las plegarias que le dirigen.
Hoy, él también nos enseña a orar:
Cuando recéis,
no uséis muchas palabras…
pues vuestro Padre sabe
lo que os hace falta
antes de que lo pidáis.
Vosotros orad así:
«Padre nuestro
que estás en el cielo» (Mt 6, 7.9).
El padrenuestro es el resumen de todo el Evangelio; es la más perfecta de todas las oraciones. Situado en el centro del Sermón de la montaña, recoge en forma de oración el contenido esencial del Evangelio.
Cuando los cristianos encontramos dificultades a la hora de orar, basta con que digamos esta oración a Dios.
En el siglo IV, San Juan Crisóstomo recuerda a los cristianos cómo debemos rezar el padrenuestro.El Señor nos enseña a orar en común
por todos nuestros hermanos.
Porque él no dice «Padre mío»
que estás en el cielo, sino «Padre nuestro»
a fin de que nuestra oración sea de una sola
alma para todo el Cuerpo de la Iglesia.
La mayor aspiración de un cristiano es pensar como Jesucristo, valorar la vida como él, amar como él y, con él, vivir en comunión con el Padre y el Espíritu Santo.
ACTIVIDADES:
1. A ver cuánto sabes del tema que acabamos de ver "ENSÉÑAME SEÑOR TU CAMINO" pinchando aqui.
2. Cantamos Padrenuestro:
3. Reza la Oración que Jesús nos enseñó parándote a reflexionar las frases que lo forman: JESÚS NOS ENSEÑA A ORAR (Mt 6, 7-9):
PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN E L CIELO. Con esta pequeña frase nos ponemos en presencia de Dios para adorarle, amarle y bendecirle.
¡PADRE!: JESUCRISTO, el Hijo de Dios hecho hombre, nos ha revelado que Dios es Padre. Al decirle Padre, nosotros nos reconocemos como hijos suyos y tenemos el deseo y el compromiso de portarnos como hijos de Dios, tratar de parecernos a Él. Confiamos en Dios porque es nuestro Padre.
PADRE “NUESTRO”: Al decir Padre Nuestro reconocemos todas las promesas de amor de Dios hacia nosotros. Dios ha querido ser nuestro Padre y Él es un Padre bueno, fiel y que nos ama muchísimo. “Padre Nuestro” porque es mío, de Jesús y de todos los cristianos.
“QUE ESTÁS EN EL CIELO”: El cielo no es un lugar sino una manera de estar. Dios está en los corazones que confían y creen en Él. Dios puede habitar en nosotros si se lo permitimos. Dios no está fuera del mundo, sino que su presencia abarca más allá de todo lo que podemos ver y tocar.
Las siete peticiones
Después de ponernos en presencia de Dios, desde nuestro corazón diremos siete peticiones, siete bendiciones. Las tres primeras son para dar gloria al Padre, son los deseos de un hijo que ama a su Padre sobre todas las cosas. Las cuatro últimas le pedimos su ayuda, su gracia.
1.SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Con esto decimos que Dios sea alabado, santificado en cada nación, en cada hombre. Depende de nuestra vida y de nuestra oración que su nombre sea santificado o no. Pedimos que sea santificado por nosotros que estamos en Él, pero también por los otros a los que todavía no les llega la gracia de Dios. Expresamos a Dios nuestro deseo de que todos los hombres lo conozcan y le estén agradecidos por su amor.
Expresamos nuestro deseo de que el nombre de Dios sea pronunciado por todos los hombres de una manera santa, para bendecirlo y no para blasfemar contra él. Nos comprometemos a bendecir el nombre de Dios con nuestra propia vida.
2.VENGA A NOSOTROS TU REINO: Al hablar del Reino de Dios, nos referimos a hacerlo presente en nuestra vida de todos los días, a tener a Cristo en nosotros para darlo a los demás y así hacer crecer su Reino; y también nos referimos a que esperamos a que Cristo regrese y sea la venida final del Reino de Dios.
Pedimos que el Reino de Dios crezca aquí ya, desde ahora, gracias a la santificación de todos los hombres y mujeres y su compromiso al servicio de la justicia y de la paz, según las Bienaventuranzas.
Cristo vino a la Tierra por primera vez como hombre y nació humildemente en un establo. En el fin del mundo, cuando llegue la Resurrección de los muertos y el juicio final, Cristo volverá a venir a la Tierra, pero esta vez como Rey y desde ese momento reinará para siempre sobre todos los hombres. Se trata de ayudar en la Evangelización y conversión de todos los hombres. Hacer apostolado para que todos los hombres lo conozcan, lo amen.
Pedimos el crecimiento del Reino de Dios en nuestras vidas, el retorno de Cristo y la venida final su Reino.
3.HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO: La voluntad de Dios, lo que quiere Dios para nosotros es nuestra salvación, es que lleguemos a estar con Él. Sabiendo que encontramos nuestra felicidad cumpliendo sus preceptos.
Le pedimos que nuestra voluntad se una a la suya para que en nuestra vida tratemos de salvar a los hombres. Que en la tierra el error sea desterrado, que reine la verdad, que el vicio sea destruido y que florezcan las virtudes.
4.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA: Al decir “danos” nos estamos dirigiendo a nuestro Padre con toda la confianza con la que se dirige un hijo a un padre.
Al decir “nuestro pan” nos referimos tanto al pan de comida para satisfacer nuestras necesidades materiales como al pan del alma para satisfacer nuestras necesidades espirituales. En el mundo hay hambre de estos dos tipos, por lo que nosotros podemos ayudar a nuestros hermanos necesitados, con justicia y solidaridad.
5. PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS: Los hombres pecamos y nos alejamos de Dios, por eso necesitamos pedirle perdón cuando lo ofendemos. Para poder recibir el amor de Dios necesitamos un corazón limpio y puro, no un corazón duro que no perdone los demás.
COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN: Este perdón debe nacer del fondo del corazón. Para esto necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo y recordar que el amor es más fuerte que el pecado.
6. NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN
Pedimos a Dios Padre que no nos deje solos y nos ayude a entender qué nos hace crecer en el bien y qué nos conduce al pecado y a la muerte; pedimos la gracia de la vigilancia y de la perseverancia hasta el final.
El pecado es el fruto de consentir la tentación, de decir sí a las invitaciones que nos hace el demonio para obrar mal. Le pedimos que no nos deje tomar el camino que conduce hacia el pecado, hacia el mal. El Espíritu Santo nos ayuda a decir no a la tentación. Hay que orar mucho para no caer en tentación.
7. Y LÍBRANOS DEL MAL
El mal es Satanás, el ángel rebelde. La pedimos a Dios que nos guarde de las astucias del demonio. Pedimos por los males presentes, pasados y futuros. Pedimos estar en paz y en gracia para la venida de Cristo.
AMÉN: Así sea.
Fuente: Testigos del Señor. Editorial EDICE, 2ª edición. Madrid, 2015
Catholic.net
4. Compromisos para realizar a lo largo de la seana:
. Compromiso Grupal
. Compromiso Familiar
Cantamos: Enséñanos a orar, Señor
SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR
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