domingo, 29 de diciembre de 2024

LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS , MARÍA Y JOSÉ. 2024

 

Lecturas misa AQUÍ.

Os dejamos el Evangelio según San Lucas 2, 41-52:
MEDITAMOS:
El evangelio nos dice que, según la costumbre, María, José y Jesús, que tenía doce años, fueron a Jerusalén. Todo buen judío cumplía con este mandato de ir cada año al templo de Jerusalén. Nunca antes había pasado nada y Jesús, como todos los niños corría, jugaba y hacía travesuras durante el recorrido, por eso, sus padres no se percataron de su ausencia sino al terminar la primera jornada en la que las familias se reunían para el descanso de la etapa del viaje. Tal vez no hemos pensado con profundidad lo que pasó por la mente y el corazón de María y el corazón de José en esos momentos. María le dice a Jesús que llenos de angustia lo buscaban y le pregunta el por qué habían hecho eso. La respuesta de Jesús es precisa: debe ocuparse de las cosas de su Padre pero, María y José no comprenden. Jesús, sin embargo, después de los ocurrido, se va con María y José a Nazaret y se somete a su autoridad.
PARA LA VIDA:
La Virgen y san José enseñan a acoger a los hijos como don de Dios, a generarlos y educarlos… Es en la familia unida donde los hijos alcanzan la madurez de su existencia, viviendo la experiencia significativa y eficaz del amor gratuito, de la ternura, del respeto recíproco, de la comprensión mutua, del perdón y de la alegría.
Si no se abre la puerta de la familia a la presencia de Dios y a su amor, la familia pierde la armonía, prevalecen los individualismos y se apaga la alegría. En cambio, la familia que vive la alegría, la alegría de la vida, la alegría de la fe, la comunica espontáneamente, es sal de la tierra y luz del mundo, es levadura para toda la sociedad.
Que Jesús, María y José bendigan y protejan a todas las familias del mundo, para que en ellas reinen la serenidad y la alegría, la justicia y la paz, que ha traído Cristo al nacer como don para la humanidad. (Papa Francisco).
Sagrada Familia
bendice a nuestras familias
ORACIÓN
Querido Jesús,
Gracias por pertenecer
a una familia modelo
junto con María y José.
Te damos gracias
por darnos una familia que nos quiere y cuida.
Ayúdame a ser como Tú,
a amar y respetar a mis padres,
a ayudar a mis hermanos,
y a ser ejemplo de alegría y amor 
en mi hogar.
Enséñame a llevar 
la esperanza de tu amor a mi familia,
como Tú lo hiciste con María y José.
Amén.
ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio. Después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones:
  • Contesta
  • ¿A dónde iban los padres de Jesús cada año? ¿Por qué?
    ¿Qué edad tiene Jesús en este relato?
    ¿Qué ocurre con Jesús, cuando regresan hacia Jerusalén?
    ¿Qué hacen sus padres al notar la ausencia de Jesús?
    ¿Cuánto tiempo tardan en encontrarlo? ¿Dónde estaba?
    ¿Qué hacía Jesús en el Templo? ¿Cómo reaccionaban quienes lo escuchaban?
    ¿Qué le dice Jesús a sus padres? ¿Cómo reaccionan ellos ante estas palabras?
    ¿Dónde guarda María todas estas situaciones?
    ¿De que forma iba creciendo Jesús?
  • El textoEste es el Domingo de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Con la Navidad, dejamos atrás el tiempo litúrgico de Adviento, y comenzamos a transitar la “octava de navidad”; ocho días para celebrar la alegría del nacimiento del Hijo de Dios.
    La lectura de este día, del Evangelio de San Lucas nos presenta la escena de Jesús entre los doctores de la Ley, o conocida como “el niño perdido y hallado en el templo”. Los evangelios mucho nos aportan sobre la vida pública de Jesús, sobre sus palabras, gestos, y enseñanzas, pero no así sobre su infancia o adolescencia. El evangelio que acabamos de leer tiene la singularidad de ser uno de estos pocos pasajes que hacen referencia a Jesús siendo niño, sin ser reconocido aún como el Mesías.
    Estos tres días pueden significar; la jornada en que marcharon hacia el norte, la otra en que necesitaron para volver y, por fin, el tercer día en que encontraron a Jesús. Aunque también los tres días tienen un gran simbología; los tres días que transcurrirán entre su muerte y resurrección.
    Estas fueron jornadas de sufrimiento por la ausencia de Jesús, días sombríos cuya gravedad se percibe en las palabras de la madre “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados”. Los sentimientos de los padres de Jesús quedan al descubierto, pensemos también en el cansancio que llevan sus cuerpos luego de caminar, y de buscarlo durante tres días. 
  • Reflexión
  • ¿Alguna vez sentí que Dios se me “extraviaba” en mi experiencia de vida cristiana? ¿Qué cosas hacen que Dios parezca estar “extraviado”? ¿Cómo y cuando busco a Dios? ¿Pienso con sinceridad qué es lo que me motiva a buscarlo? ¿Actuó como María, que sale a la búsqueda de su Hijo solo por amor?
    ¿Dónde encuentro al Señor: en otras personas, en la oración, en los débiles? ¿Busco en estos lugares al Señor, o paso indiferente?
    ¿Entiendo en realidad que Jesús siempre esta cerca, aunque parezca perdido? ¿Comprendo que el “extraviado” muchas veces soy yo, por mis actitudes u obras”?¿Qué significa guardar las cosas en el corazón? ¿Intento llevar esta actitud de María, a mi vida cotidiana? ¿Qué debería guardar allí? ¿Qué llevo en mi corazón hoy?
    ¿Si analizo mi vida de fe, he crecido a los ojos de Dios, en sabiduría, en grandeza, y en la gracia? ¿Y si estoy estancado o pasando una situación difícil, le pido al Señor que me de la fuerza para salir adelante? 
  • Papa Francisco:
  • Dios quiere que cada familia sea un faro que irradie la alegría de su amor en el mundo. ¿Qué significa esto? Significa que, después de haber encontrado el amor de Dios que salva, intentemos, con palabras o sin ellas, manifestarlo a través de pequeños gestos de bondad en la rutina cotidiana y en los momentos más sencillos del día. 
    Me gusta hablar de los santos «de la puerta de al lado», de todas esas personas comunes que reflejan la presencia de Dios en la vida y en la historia del mundo. La vocación al amor y a la santidad… podemos vislumbrarla a nuestro alrededor. Está silenciosamente presente en los corazones de todas aquellas familias que ofrecen amor, perdón, misericordia cuando ven que es necesario, y lo hacen en silencio. 
    Gestos pequeños y sencillos de perdón, renovados cada día, son la base sobre la que se construye una sólida vida familiar cristiana. Nos obligan a superar el orgullo, el desapego y la vergüenza, y a hacer las paces. Muchas veces estamos enojados entre nosotros y queremos hacer las paces, pero no sabemos cómo. Da vergüenza hacer las paces, pero lo deseamos. No es difícil. Es fácil. Da una caricia; así se hacen las paces.
    En toda sociedad, las familias generan paz, porque enseñan el amor, la aceptación y el perdón, que son los mejores antídotos contra el odio, los prejuicios y la venganza que envenenan la vida de las personas y de las comunidades. 
    El amor madura a lo largo de la vida matrimonial en una entrega mutua, que hace a los esposos capaces de convertirse en «una sola carne». Y también, a su vez, abrir sus corazones al que necesita amor, especialmente al que está solo, abandonado, débil y, en cuanto vulnerable, frecuentemente marginado por la cultura del descarte… Solo el amor nos salva de esta cultura del descarte.
    Vosotras, familias, sois la esperanza de la Iglesia y del mundo… Con vuestro testimonio del Evangelio podéis ayudar a Dios a realizar su sueño, podéis contribuir a acercar a todos los hijos de Dios, para que crezcan en la unidad y aprendan qué significa para el mundo entero vivir en paz como una gran familia.
  • Oración
  • Señor Jesús:
    Que viviste en familia con María y José.
    Hoy quiero pedirte por mi familia,
    para que te hagas presente en ella
    y seas su Señor y Salvador.
    Bendice a mis seres queridos con tu poder infinito.
    Protégelos de todo mal y de todo peligro.
    No permitas que nada ni nadie les haga daño
    y dales salud en el cuerpo y en el alma.
    Te necesitamos, Jesús, entre nosotros.
    Llena nuestro hogar de tu paz, de tu alegría, de tu cariño.
    Derrama tu amor para que sepamos dialogar,
    entendernos, ayudarnos,
    para que aprendamos a acompañarnos y a sostenernos
    en el duro camino de la vida.
    Danos pan y trabajo. Enséñanos a cuidar lo que tenemos
    y a compartirlo con los demás.
    También quiero darte gracias, Jesús, por mis seres queridos,
    por los momentos lindos que pasamos,
    y por las cosas buenas que tenemos.
    María, madre buena,
    tu presencia también nos hace falta.
    No nos dejes faltar tu ternura y tu protección.
    Jesús, José y María,
    preciosa comunidad de Nazaret,
    ayúdennos a vivir en familia.
    Amen.
  • Interiorizamos la Palabra de Dios:  
    El amor, es el elemento esencial que anima la vida de toda comunidad y de toda familia, de todo grupo, de toda comunidad. Interioriza estas palabras y pide al Señor que se refleje en tu vida el fruto de tu contemplación.
  • «En un hogar donde se vive a Jesús con fe sencilla, pero con pasión grande, crece una familia siempre acogedora, sensible al sufrimiento de los más necesitados, donde se aprende a compartir y a comprometerse por un mundo más humano. Una familia que no se encierra solo en sus intereses, sino que vive abierta a la familia humana».
    ««¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?». Sus padres «no le comprendieron». Solo ahondando en sus palabras y en su comportamiento de cara a su familia, descubrirán progresivamente que, para Jesús, lo primero es la familia humana: una sociedad más fraterna, justa y solidaria, tal como la quiere Dios».
    «No podemos celebrar responsablemente la fiesta de hoy sin escuchar el reto de nuestra fe. ¿Cómo son nuestras familias? ¿Viven comprometidas en una sociedad mejor y más humana, o encerradas exclusivamente en sus propios intereses? ¿Educan para la solidaridad, la búsqueda de paz, la sensibilidad hacia los necesitados, la compasión, o enseñan a vivir para el bienestar insaciable, el máximo lucro y el olvido de los demás?».
    Qué importante es para nuestras familias caminar juntos para alcanzar una misma meta. Sabemos que tenemos un itinerario común que recorrer; un camino donde nos encontramos con dificultades, pero también con momentos de alegría y de consuelo. (Papa Francisco)

    Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:
    «Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón»
    (Versículo 51)
    Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de su vida 
    y su resurrección para que otros crean.
  • Me comprometo:  
  • Comprométete para que, en tu familia, amigos, en los que se acerquen a ti reine la serenidad y la alegría, la justicia y la paz, que ha traído Jesús al nacer como don para la humanidad.
    Esfuérzate para que tu familia, tu comunidad, tu grupo… sea un lugar para que cada uno pueda crecer como verdadero hijo/a de Dios, con la libertad de elegir lo que Dios le pide y seguir su voluntad antes que los proyectos grupales.
    María perdió a Jesús y no paró hasta recuperarlo. Fue ansiosa en su búsqueda y grande su anhelo por reencontrarlo. Aprende de ella a buscar a Jesús cuando te hayas alejado.
    Ten presente lo que dice el Papa Francisco que en las familias necesitamos aprender tres palabras tres palabras: «perdón», «por favor» y «gracias».
    Cuando discutas, asegúrate de pedir disculpas y decir que lo sientes antes de irte a la cama. Antes de que termine el día, haz las paces.
    En Comunidad, somos familia
    Presenta hoy al Señor todos los niños desaparecidos de nuestro mundo a través de la esclavitud, trabajo obligado, tráfico…
    Junto a miembros de tu familia, comunidad o grupo de amigos ten algún gesto con personas que estén solas, necesitadas, mendigando… que descubran que son importantes para ti.
    Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres. Aplícate también a ti este texto. No te conformes con crecer en altura, sabiduría… sin olvidar crecer en la gracia ante Dios y los hombres.

    Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Hoy el Señor me invita a buscarlo siempre y en todo lugar. Me comprometeré a ser servidor, y testimonio de amor en medio de mi familia. Obras concretas, lavar los platos, servir la comida, o hacer las tareas que nadie que llevar adelante.

    En el grupo, nos comprometemos a ser una Iglesia iluminada por la imagen de la Sagrada Familia. Llevaremos adelante una Hora Santa o jornada de oración por las familias, presentando las intenciones de las familias de la comunidad, y orando por tantas situaciones familiares difíciles y dolorosas que nos rodean.
2. Aprende y colorea: 
3. Ve el Vídeo "Somos una familia" Después coméntalo con tus padres y catequistas:
4. Realiza el puzzle:
Cantamos "Villancicos en familia"
SOMOS FAMILIA EN JESÚS, 
PREOCUPADOS UNOS POR OTROS
UNIDOS EN EL AMOR

martes, 24 de diciembre de 2024

LA LUZ QUE VIENE DE LO ALTO. NATIVIDAD DEL SEÑOR 2024

 

Lecturas Natividad del Señor AQUÍ.

Os dejamos el Evangelio según S. Juan 1, 1-18:

MEDITAMOS: JESÚS QUIERE NACER EN TU CORAZÓN. 
Jesús es la luz que viene de lo alto

Su presencia trajo alegría a los sencillos pastores, y enfado al poderoso Herodes. 3 Lo mismo ocurre actualmente. Muchas personas sencillas se alegran de ver a Dios como un niño lleno de ternura, entre los pobres. Otras personas, que “van a su bola” y están en otras cosas, no les interesa la presencia de Dios. Se alegran más por un juguete, por un regalo, porque les toque la lotería, que por el amor que les da Dios. Entre las personas que supieron recibirle, porque habían preparado bien su venida, destaca la Virgen María. Ella fue capaz de decir: “Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador”.

PARA VIVIR: FORMAMOS EL PESEBRE EN NUESTRO CORAZÓN 
Le miramos tan pequeño, porque quiere estar entre los pequeños. Le observamos tan débil, porque quiere ser como los débiles. Lo contemplamos desnudo, porque está cercano a los que nada tienen. Junto a Él queremos vivir nuestra Navidad. También le agradecemos: Su confianza en nosotros porque Jesús quiere compartir nuestra vida. Nos encontramos con Él en la Eucaristía. Que queremos que renazca en nuestro corazón. Y le prometemos que siempre vamos a contar con Él.
Entre todos formamos el Belén. Vemos el significado de las figuras del Belén.
Piensa, ¿Con qué figura te identificas y comprometes? Con los valores de fe, alegría, perdón, esperanza, ayuda, compromiso... reflexionamos en silencio y expresamos para todos.
ORACIÓN:
Gracias Jesús,
por nacer de nuevo
en nuestro corazón.
Gracias por venir a salvarnos. Amén
Cantamos "Immanuel"
ACTIVIIDADES:
1. Ve o lee de nuevo el El Evangelio. Después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones:
  • Contesta
  • El texto: la luz verdadera que venía al mundo para iluminar a todas las personas.
    La Palabra estaba en el mundo, y a través de Ella el mundo fue hecho, pero el mundo no la reconoció. El que es la Palabra vino a los suyos, pero su propio pueblo no lo recibió. Pero a todos los que lo recibieron, los que creyeron en su nombre, Él les dio el derecho de convertirse en hijos de Dios. 
  •  ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu atención, tu interés? 
  • Reflexión
  • En este Verbo omnipotente, en el Hijo Eterno del Padre, se encuentra la LUZ y la VIDA: la creación que Dios obra por su Verbo es un despliegue de luz y vida, que vencen a la oscuridad y la muerte.
    Contemplando todo lo que existe, podemos «escuchar a Dios», que silenciosa pero maravillosamente nos habla por sus criaturas: el cielo estrellado; el amanecer y el atardecer; la majestuosidad del mar inmenso; la belleza de un paisaje nos hablan de que hay «Alguien» detrás, sin ninguna duda.
    Pero ante esta presencia, los hombres reaccionan de diversas maneras: Algunos, admirados de estas obras, las adoran como a dioses (Sol, Luna, estrellas)… Otros andan tan tristes y abatidos que ni siquiera levantan la cabeza para verlas. Si contemplasen la grandeza de la creación sólo por un momento, descubrirían que Dios les está hablando «el Verbo estaba en el mundo, pero el mundo no lo conoció»… Pero Dios no renuncia a dialogar y compartir con nosotros, y nos habla de un modo aún más claro: «En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por su Hijo».
    Al hacerse hombre débil como nosotros, el Verbo no dejó de ser lo que era: el Hijo de Dios y se hizo hombre para que el hombre comience a ser hijo de Dios. Al hacerse Él de nuestra raza, todos comenzamos a ser familiares de Dios.
    Así, pues, el Verbo de Dios nos habla nuevamente, clarísimamente, en nuestra lengua. Todos estamos invitados a acercarnos al pesebre, para ver al recién nacido. Su presencia tiene que hacernos reflexionar. En este Niño, Dios nos está diciendo que nos ama… y hasta dónde. Nos está pidiendo que salgamos de nuestro egoísmo y nuestra indiferencia, que nos abramos a Él y a los demás hombres. Nos invita a todos a ser la familia de los hijos de Dios.
    ¿Qué más puede hacer Dios para llegar a tu corazón? Jesús quiere ser reconocido hoy en los débiles en los necesitados y marginados. Gracias a su nacimiento los hombres somos hermanos y participamos de Dios porque Él mismo participa de nuestra naturaleza.
    «Jesús es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis es esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret».
    Jesús Niño te habla. ¿Qué te dice?, ¿Qué le respondes?
    Jesús Niño te llama. ¿Qué quiere de ti?, ¿Acudes? ¿Le vuelves la espalda? ¿Estarás siempre con Jesús?
    Jesús te regala. ¿Qué te da? El se da todo a ti. Y tu ¿Qué Le das? ¿Te entregas sin reservas?
    Vamos a entender este texto así: La Palabra es alguien que existe, en este caso hablamos de Jesús y viene de la eternidad que siempre existirá; la luz verdadera, es todo lo bueno que nos da, consejos, valores, actitudes, acciones y amor puro y eso hace que sea reconocido como alguien que nos ilumina, que nos guía, algunos aceptan todo esto y otros no, quienes lo aceptan viven en gracia, en plenitud, en calma, como cualquier hijo obediente, inteligente, sabio, justo, etc. ¿Reconozco en Jesús ese ser supremo que por lo que nos dijo y dice de cómo y lo qué hay que hacer en la vida, me ayuda a crecer personalmente, espiritualmente es decir tomó su luz verdadera, lo acepto, lo recibo?, ¿Puedo ver esta esta Palabra «Jesús» y buenas cosas, buen comportamiento, buenos consejos, buena actitud, amor puro «luz verdadera» en mi, en los demás?
    Siguiendo el mensaje, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal? 
  • Oración 
  • Dios mío, gracias porque enviaste a Jesús, que es la Palabra, tu hijo, a mostrarse ante nosotros, así como ser humano para que nos guiará, iluminará nuestra vida con consejos, con buenos valores, buenas actitudes, a dar lo mejor y sobre todo «amor»; te pedimos que cada día lo recibamos más, lo aceptemos, caminemos más acorde a lo que nos pide para brillar junto con él, en tu Reino.
    Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu oración personal?
    Cada uno expresa sus intenciones.
            -Amén-
  • Interiorizamos la Palabra de Dios
  • La Navidad es una fiesta que nos recuerda el amor de Dios. Hoy es posible vivir su verdadero contenido. Para ello es necesario recuperar el origen auténtico de estas fiestas. Disfruta, descansa, celebra…, pero recuerda lo que festejamos
    Dios nos muestra su rostro débil y vulnerable que irradia paz y ternura. Alégrate porque Dios es más cercano, más bueno y más entrañable que todas las imágenes tristes que tengas de Él.
«Iluminar a todas las personas»
    (Repetimos)
    «Iluminar a todas las personas»
    «Iluminar a todas las personas»
    ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que te ayuda a recordar este texto?
  • Me comprometo
  • En este día de Navidad agradece el amor del Padre por haberte enviado a su Hijo y repite agradecido «la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros».
    Procura acercarte a alguna persona que por distinta circunstancias lo esté pasando mal y trasmítele el mensaje de paz y esperanza de la navidad.
    Pronto estrenaremos un nuevo año y siempre es posible el deseo de algo mejor. Concreta en estos días algo que puedes cambiar o mejorar en el nuevo año, bajo la dimensión de la fe, la misericordia y la esperanza.
    Sigamos a Jesús, demos buenos valores, buenos consejos, ayuda, buenas actitudes, amor, etc. que este sea nuestro compromiso para cada día.
     Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a realizar?
2. Aprende y colorea: 

3. Ve el vídeo "Volver a nacer" Después coméntalo con tus padres y catequistas:
4. Realiza el puzlzle:
Cantamos "Feliz Navidad"
¡HABITÓ ENTRE NOSOTROS!

sábado, 21 de diciembre de 2024

DICHOSA MARÍA PORQUE HAS CREÍDO. IV DOMINGO ADVIENTO -C


Se sube al autobús Isabel

Lecturas misa AQUÍ.

Os dejamos el Evangelio según San Lucas 1, 39-45:
MEDITAMOSEn dos días estaremos en Navidad. Hoy en el Evangelio vemos el encuentro de dos mamás que esperan el nacimiento de sus hijos: María, joven y siempre dispuesta a ayudar a los demás e Isabel, ya mayor, necesitada de ayuda. Cuando el ángel le contó a María que Isabel, su pariente, en su vejez esperaba un hijo, María comprendió que su lugar estaba al lado de Isabel. Ocurrió entonces algo maravilloso: al llegar a la casa de Isabel y Zacarías María saludó e Isabel sintió que su hijo daba saltos de alegría en su seno y quedó llena del Espíritu Santo. Con María, Jesús ya estaba presente en el mundo y las palabras de Isabel a María, hablan del cumplimiento de las promesas de Dios a su pueblo.
En lo que dijo Isabel y nosotros repetimos todos los días bendecimos a Jesús y bendecimos a María, la que creyó todo cuanto fue anunciado de parte de Dios. Si nosotros, también creemos de verdad, no nos cansaremos nunca de repetir las palabras de Isabel, alabanza y bendición para Jesús y para María: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
PARA LA VIDASi nosotros, también creemos de verdad, no nos cansaremos nunca de repetir las palabras de Isabel, alabanza y bendición para Jesús y para María: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
ORACIÓN: Lo que dijo Isabel:
ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio. Después comenta con tus padres y catequistas, las siguientes cuestiones:
  • Contesta
    - ¿A dónde fue María, presurosa?
    - ¿Para qué iría María a la casa de Isabel y Zacarías?
    - ¿Qué sucedió cuando Isabel escuchó el saludo de María?
    - ¿Qué palabras le dirigió Isabel a María? 
     
  • El texto: se nos presenta a María como contrapunto de obediencia y fidelidad.
  • También a nosotros se nos ha anunciado esta Buena noticia prometida: Dios sin dejar de ser el Altísimo, será un Dios-con-nosotros, un Dios que ha querido acamparse en nuestro suelo, hablar nuestro lenguaje, sufrir en nuestros dolores y brindar en nuestros gozos.
    Él es Dios y con-nosotros para que nosotros estemos con Él y con cuantos Él ama, para que podamos estar hasta con nosotros mismos, sin censura acalladora y sin traición reductora de cuanto nos constituye. En este horizonte aparece María, como alguien que se fio de Dios, que le dejó ser Dios (tremendo misterio de nuestra libertad humana y de la condescendencia divina), consintiendo que su Palabra eterna se hiciera biográfica en la entraña de su historia de mujer creyente.
  • Meditación: – Me gusta pensar en la imagen de María como sagrario o como custodia de Jesús y poder sentir la sensación de que siguiendo su ejemplo puedo ser un sagrario para llevarlo a Él a cualquier ámbito de mi vida. – Ser joven misionero implica muchas veces ser tener que hablar a las gentes pero el gran gesto de María, que estando en cinta salga presurosa a servir a su prima; puede ser más grande que cualquier predica que podamos esbozar. – Y también me encanta pensar que mi actitud deber ser la del niño del vientre de Isabel, pues cada vez que comulgo mi corazón salta de alegría pues tengo cerca a mi Señor y mi Salvador. ¿Estoy siendo consciente de que la gracia de Dios esta en mi vida? ¿Estoy siendo solicito con los más necesitados? ¿Estoy llevando a Jesús a todas partes? ¿Estoy preparando con alegría mi pesebre pobre para recibir a Jesús con alegría? 
  • El Papa Francisco
  • El Evangelio de este domingo de Adviento subraya la figura de María. La vemos cuando, afronta el largo viaje de Nazaret de Galilea a los montes de Judea, para ir a visitar y ayudar a su prima Isabel… En el encuentro entre las dos mujeres y, después de ese saludo, Isabel se siente envuelta de un gran asombro que resuena en sus palabras: «¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?». Y se abrazan, se besan, felices estas dos mujeres: la anciana y la joven.
    Para celebrar bien la Navidad, estamos llamados a detenernos en los «lugares» del asombro. Y, ¿Cuáles son los lugares del asombro en la vida cotidiana? Son tres. El primer lugar es el otro, en quien reconocemos a un hermano, porque desde que sucedió el Nacimiento de Jesús, cada rostro lleva marcada la semejanza del Hijo de Dios. Sobre todo, cuando es el rostro del pobre, porque como pobre Dios entró en el mundo y dejó, ante todo, que los pobres se acercaran a Él.
    Otro lugar del asombro —el segundo— en el que, si miramos con fe, sentimos asombro, es la historia. Muchas veces creemos verla por el lado justo, y sin embargo corremos el riesgo de leerla al revés. Sucede, por ejemplo, cuando ésta nos parece determinada por la economía de mercado, regulada por las finanzas y los negocios, dominada por los poderosos de turno. El Dios de la Navidad es un Dios que «cambia las cartas». Como canta María en el Magnificat, es el Señor el que derriba a los poderosos del trono y ensalza a los humildes, colma de bienes a los hambrientos y a los ricos despide vacíos. Este es el segundo asombro, el asombro de la historia.
    Un tercer lugar de asombro es la Iglesia: mirarla con el asombro de la fe significa no limitarse a considerarla solamente como institución religiosa que es, sino a sentirla como Madre que, aun entre manchas y arrugas deja ver las características de la Esposa amada y purificada por Cristo. Una Iglesia que sabe reconocer los muchos signos de amor fiel que Dios continuamente le envía… y que sabe esperar con confianza y alegría, dando voz a la esperanza del mundo. La Iglesia que llama al Señor: «Ven Señor Jesús» … La Iglesia madre que sale de las propias puertas para buscar, con sonrisa de madre a todos los alejados y llevarles a la misericordia de Dios. ¡Este es el asombro de la Navidad! 
    En Navidad Dios se nos dona todo donando a su Hijo, el Único, que es toda su alegría. Y sólo con el corazón de María, la humilde y pobre hija de Sión, convertida en Madre del Hijo del Altísimo, es posible exultar y alegrarse por el gran don de Dios y por su imprevisible sorpresa. Que Ella nos ayude a percibir el asombro por el nacimiento de Jesús, el don de los dones, el regalo inmerecido que nos trae la salvación.
    El amor de María no midió la distancia que la apartaba de su prima, ni mucho menos la llevó a tener en cuenta lo que iba a exigirle ese viaje, … Su amor la condujo olvidarse de sí misma, para ser totalmente de los demás. Nosotros, igualmente, podemos contemplar las necesidades de los que están cerca; sobre todo, la sed de ayuda que llevan en su interior, con la esperanza de que alguien pueda satisfacerla y calmar su ansia. Detengámonos en el caminar de nuestra vida para ayudar a los demás.
    No olvidemos la lección de María, la madre de Dios: cuando supo que esperaba a Dios, se puso en camino de quien la necesitaba. Ponerse a ayudar al prójimo es la forma de esperar al Dios verdadero: si Dios no nos encuentra sirviendo a quien precise de nosotros, no querrá encontrarse con nosotros.
  • Oración Magnificat:
  • Interiorizamos La Palabra de Dios: repetimos: 
  • ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
    Quédate contemplando esta escena… Dos mujeres se encuentran, ambas llamadas a colaborar en los planes de Dios. Isabel recibe la gracia de ser consciente de lo que está sucediendo, y de quién está presente. ¿En tu vida, puedes apreciar lo que está pasando, y quién está realmente presente?
    Isabel fue capaz de reconocer a María y dar gracias a Dios. Piensa en las gracias que has recibido a lo largo de tu vida y agradece a Dios por las personas que han intervenido. Presenta ante el Señor las personas que te han ayudado y te ayudan.
  • Me comprometo
  • . Toma la resolución de servir, por amor, a las personas con las que convives y tienes cerca. Y con las más lejanas, como María que salió presurosa.
    . Analiza de dónde viene tu alegría y felicidad. Procura que éstas sean duraderas con lo mucho o poco que tengas.
    . María e Isabel saben dialogar y comunicarse las maravillas que en ellas está realizando el Señor. Aprende de ellas a dialogar y comunicarlo a los demás.
    . Mira con ojos de admiración y reconocimiento las obras que el Padre está realizando en tu pequeña historia y vive con gozo la presencia de Dios en ella.
    . Con María, exclama agradecido: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador… porque ha mirado la humillación de su esclava.
    . En estos días previos a la Navidad, ¿A quiénes debes salir a buscar y servir apresuradamente como lo hizo María, para acercarlos al Señor?
    . Plantéate ¿Qué actitud debes tener en estos días previos a la Navidad, para que el Señor nazca en tu corazón y en el de los que tienes cerca o te necesitan?
    . Isabel tuvo la gracia de reconocer en María al Salvador. Procura en tu vida descubrir al Señor en las personas que te rodean. Ten ojos de fe, como Isabel.
    . Visitaré algún necesitado espiritual para que pueda sentir consuelo especialmente en este tiempo de Navidad.
2. Aprende y colorea: 
Completamos el autobús con la ventana de Isabel
3. Ve el vídeo "Bendita Tú" Después coméntalo con tus padres y catequistas: 
4. Realiza el puzzle:
 Cantamos: "Dios te salve María"
¡DICHOSA MARÍA 
PORQUE HAS CREÍDO!

sábado, 14 de diciembre de 2024

JESÚS ESTÁ CERCA. III DOMINGO ADVIENTO -C

 

Sube al autobús Juan Bautista.
Domingo Gaudete. la Alegría de la conversión

Lecturas misa. AQUÍ

Os dejamos el Evangelio según San Lucas 3, 10-18:
MEDITAMOS:
En la lectura de hoy podemos ver cómo la gente que esperaba con sinceridad la venida del Mesías preguntaban a Juan qué tenían que hacer, cómo debían preparar el camino al Salvador. Juan respondió con toda firmeza: hay que compartir, hay que ser justos, hay que respetar al otro.
PARA VIVIR:
El mismo programa que expuso Juan nos viene muy bien a nosotros; han pasado más de dos mil años y somos injustos, egoístas y no respetamos las vida de los demás. Jesús es la buena nueva que Juan anunció, y hoy esta buena nueva, sólo ha llegado a una tercera parte de la humanidad. Nosotros, seguidores de Jesús, estamos llamados a anunciar la buena nueva. Ya sabemos que hay muchas maneras de hacer que el Evangelio llegue a los demás pero lo más importante es que demos testimonio con nuestra vida. ¿Qué vamos a hacer en esta Navidad? ¿En nuestra familia? ¿Con nuestros amigos y vecinos?
ORACIÓN
DOMINGO GAUDETE
ALEGRÍA DE CONVERTIRSE
Querido Dios, 
Estamos muy contentos 
porque Jesús está cerca 
y la fiesta de su nacimiento 
queremos conmemorarla 
mucho mejor que los años anteriores. 
Son dos mil veinticuatro años 
de ese gran acontecimiento 
y una vez más te damos las gracias 
porque es por el amor 
que nos tienes 
que Jesús ha venido a nosotros.
Te pedimos, agrandes nuestro corazón 
para poder amar a todos como Jesús. Amén.
ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio. Después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones:
  • Contesta
    - ¿Qué le respondió Juan el Bautista a l a gente cuando le preguntaron qué tenían que hacer?
    - ¿Qué dijo Juan a la gente que creía que él era el Mesías?
    - ¿De qué no se sentía digno Juan el Bautista? 
  • El textoAlgunos recaudadores de impuestos también vinieron a bautizarse y le preguntaron a Juan: “Maestro, ¿Qué debemos hacer?” 13 Juan les dijo: “¡No cobren más de lo que está ordenado en la Ley!” 14 Algunos soldados también le preguntaron: “¿Y nosotros qué debemos hacer? Juan les respondió: “No extorsionen a nadie ni hagan falsas acusaciones contra alguien, y confórmense con su salario”. 15 La gente, estando esperanzada, comenzó a pensar que quizás Juan era el Mesías, 16 pero Juan respondiendo a todos, dijo: “Yo los bautizo con agua, pero viene alguien que es más poderoso que yo, y no soy digno de desatar las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y fuego. 17 Con la pala en la mano, separará el trigo de la paja. Mantendrá el trigo en su depósito, pero quemará la paja en el fuego que nunca se apaga”. 18 Juan estaba anunciando la buena noticia a las personas, aconsejando de este modo y con otras muchas recomendaciones.
  • Reflexión: la Iglesia está en un tiempo de espera, de preparación. El Evangelista San Lucas, nos presenta ahora parte de las enseñanzas de Juan el Bautista. La gente está rodeando a este precursor de Jesús. Sus enseñanzas eran muy radicales para prepararse a recibir al Mesías. Y por eso cuando las personas le preguntan a Juan el Bautista qué deben hacer, él responde en dos partes: La primera poniendo en orden las prioridades de este mundo. Hablando a las personas en diferentes aspectos. Con respecto a las cosas materiales, están para ser compartidas con todos. No hay que acaparar si se tienen dos vestimentas, una debe dársela al que no tenga nada. Lo mismo con la comida. En este gesto, pone como centro a la persona humana y no a las cosas. También fueron los recaudadores de impuestos a los que les recuerda la honestidad; y a los soldados les dice que aun cuando tengan la fuerza y la autoridad no se debe maltratar a nadie ni denunciar a nadie injustamente, y contentarse con lo que se recibe. 
    Esta enseñanza de Juan es muy audaz, pues está en riesgo su propia vida por decir la verdad. Pero el anuncio del Reino vale la pena. En segundo lugar, le contesta a la multitud que estaba viéndolo a él como una persona importante, y se cuestionaba quién era, Juan, les aclara que si bien está bautizando con agua, viene alguien después, que tendrá más autoridad y que los bautizará con el Espíritu Santo y fuegoJuan es quien está abriendo el camino para que llegue el Mesías, el salvador, de quien dice que no es digno ni siquiera de desatarle la correa de sus sandalias (cosa reservada para la servidumbre). También aclara que el Mesías está muy cerca y su servicio será poner el trigo en el granero y la paja en un fuego que nunca se apagará. Esto es el anuncio de la Buena Noticia, que obviamente trae un cambio de vida, concentrarse en lo esencial, para que cuando el Mesías llegue, pueda encontrar el orden deseado por Dios.
  • Papa Francisco
  • Hay una pregunta que se repite tres veces: «¿Qué cosa tenemos que hacer?». Se la dirigen a Juan el Bautista tres categorías de personas: primero, la multitud en general; segundo, los publicanos, es decir los cobradores de impuestos; y tercero, algunos soldados. Cada uno de estos grupos pregunta al profeta qué debe hacer para realizar la conversión que él está predicando. Al primer grupo, a la multitud, le dice que compartan los bienes de primera necesidad, y dice así: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo». Al segundo grupo, al de los cobradores de los impuestos les dice que no exijan nada más que la suma debida. ¿Qué quiere decir esto? No pedir sobornos. Es claro el Bautista. Y al tercer grupo, a los soldados les pide no extorsionar a nadie y a contentarse con su salario. Son las respuestas a las tres preguntas de estos grupos. Tres respuestas para un idéntico camino de conversión que se manifiesta en compromisos concretos de justicia y de solidaridad. Es el camino que Jesús indica en toda su predicación: el camino del amor real en favor del prójimo.
    La liturgia de hoy nos repite, con las palabras de Juan, que es preciso convertirse, es necesario cambiar dirección de marcha y tomar el camino de la justicia, la solidaridad, la sobriedad: son los valores imprescindibles de una existencia plenamente humana y auténticamente cristiana. ¡Convertíos! Es la síntesis del mensaje del Bautista.
    Y la liturgia de este tercer domingo de Adviento nos ayuda a descubrir nuevamente una dimensión particular de la conversión: la alegría. Quien se convierte y se acerca al Señor experimenta la alegría. El profeta Sofonías nos dice hoy: «Alégrate hija de Sión», dirigido a Jerusalén; y el apóstol Pablo exhorta así a los cristianos filipenses: «Alegraos siempre en el Señor». Hoy se necesita valentía para hablar de alegría, ¡se necesita sobre todo fe! El mundo se ve acosado por muchos problemas, el futuro gravado por incógnitas y temores. Y sin embargo el cristiano es una persona alegre, y su alegría no es algo superficial y efímero, sino profunda y estable, porque es un don del Señor que llena la vida. Nuestra alegría deriva de la certeza que «el Señor está cerca». Está cerca con su ternura, su misericordia, su perdón y su amor.
    Que la Virgen María nos ayude a fortalecer nuestra fe, para que sepamos acoger al Dios de la alegría. 
  • Oración: 
  • Es un diálogo con Jesús que sea personal: 
    Señor Gracias por la enseñanza de Juan el Bautista, el precursor. 
    Entiendo que él me está hablando también a mí. 
    Abre Señor mi corazón, para que sepa compartir. 
    Muchas veces en la dureza de mis actitudes 
    estoy acaparando mucho, y no sé compartir. 
    Te pido que me ayudes a ser generoso, 
    a compartir mi vida, mi tiempo 
    y las cosas que me permites administrar. 
    Deseo ser tu discípulo, y entiendo que para seguirte, 
    debo tener una actitud con las cosas en forma diferente. 
    Señor que en mi vida pueda ir ganando para ti, más trigo, 
    es decir mejores acciones desde mi fe que está puesta en Ti. 
    Que nunca me canse de anunciar la Buena Noticia 
    y que siempre esté dispuesto para hacerte conocer 
    a quien aún no te conoce. Toma mi vida, 
    soy un discípulo que está queriendo recorrer 
    un nuevo camino hacia el anuncio de tu Reino. Amén
  • Interiorizo la Palabra de Dios:  
  • ¿Qué capacidad tenemos de compartir? Tanto en el plano social, como en el fiscal o como en el policial, la regla de oro consiste en un no al atropello, a la mentira, a la violencia…; un sí al Señor que se insinúa en el prójimo y un sí a la alegría de vivirle cercano, en el otro, entre nosotros. Digamos sí a la «comunión» con los hermanos que nos convierte en seres felices. Digamos sí a la «buena noticia» que se nos acerca en los hermanos…
    Desde el fondo del misterio de nuestra existencia «viene el fuerte…, «él os bautizará con Espíritu Santo y fuego». Disponemos nuestras vidas para aceptar, para vivir y gozar de ese extraordinario don que Dios nos hace: renacer a la alegría, al gozo de compartir, a la BUENA NOTICIA. Viene encarnando en ti y en mí una nueva vida. 
    En el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón. Podemos recordar la frase, dirigiéndola a Jesús
    ¿Qué debemos hacer? 
    (Versículo 10) 
    Esta frase que pregunta la gente, es la que yo iré haciéndole muchas veces a Jesús, ¿Qué debo hacer? ¿Qué más me falta? Mientras vamos pidiéndole al Señor repetidamente con esta frase, cómo podemos ser sus seguidores, dando todo, desde nuestra propia vida
  • Me comprometo:  
  • El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene”. El hecho de haber nacido en un país pobre no quita a sus habitantes el derecho de tener una comida, un vestido, unos zapatos, una escuela, una vivienda humilde, un hospital. Comprométete a eliminar de tu vida las cosas superfluas e incluso algunas necesarias y ponlas al servicio de los demás.
    «Que nada os preocupe ni os turbe». A pesar de cualquier dificultad o problema que te pueda sobrevenir conserva la alegría en lo más profundo de tu corazón. Estás esperando el nacimiento de Jesús -¡y está ya a las puertas!-, no puedes estar triste.
    El Señor está cerca, limpia todo lo que
    estorbe en tu vida para recibir a Jesús.
    ¿Qué verbo usas más en tu vida: el verbo pensar, el verbo hablar, o el verbo hacer? El cristiano opta por el verbo “hacer”. ¿Y tú?
    El periodista español José Luis Martín Descalzo, escribe: «Si yo tuviera que pedirle a Dios un don, un solo don, un regalo celeste, le pediría, creo que sin dudarlo, que me concediera el supremo arte de la sonrisa. Pide al Señor este don.
    Todos queremos ser felices. Examina si lo vas a ser por el camino que llevas. ¿En qué tienes que cambiar? ¿Qué debemos hacer? Es la pregunta que se repite en el texto. Estamos ya cerca al nacimiento del Redentor. Aprovecha para preguntarte ¿Qué debo hacer ante su venida?
    Se tiene que notar un cambio en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano. 
    De forma personal, te propongo una relectura del texto, volver a pensar cómo este texto está dirigido hacia mí y ver en qué aspectos de mi vida hace falta una nueva dimensión para poder ajustarme a la propuesta del Evangelio. Y realizar al menos alguna actividad, donde pueda compartir. 
    En mi grupo, pueden realizar en la comunidad una forma de compartir alimentos o artículos necesarios para personas que lo necesiten. Y buscar a algún grupo humano (ancianos, enfermos, familias necesitadas) para compartirles lo que juntamos.
2. Aprende y colorea: 
Coloreamos la ventana del 3er domingo de Adviento
Se sube Juan Bautista
3. Ve el Vídeo "Pequeñas acciones" Después coméntalo con tus padres y catequistas:
4. Realiza el puzzle:
Cantamos "Viene el Señor"
¡EL QUE VIENE ES 
MÁS FUERTE QUE YO!
¡ÉL OS BAUTIZARÁ CON 
ESPÍRITU SANTO Y FUEGO