- Conocer las notas distintivas de la Iglesia
- Aceptar la realidad sacramental y mediadora de la Iglesia
- Pedir al Espíritu Santo experimentar la alegría de formar parte de la Iglesia.
La misión de los Apóstoles empezó a fructificar bajo el impulso del Espíritu Santo. Muchos hombres y mujeres de diversas naciones acogieron la fe. Con el tiempo nacieron comunidades cristianas en Filipos, Tesalónica, Corinto, Éfeso, Colosas, Antioquía y Roma, la capital del Imperio. También fueron evangelizados territorios de oriente y del norte de África.
La predicación del Evangelio no tardó en llegar a la península Ibérica, que era el extremo occidental del mundo entonces conocido. Según la tradición, los pueblos de España recibieron el Evangelio gracias a los apóstoles Pablo y Santiago, y a comerciantes, soldados y esclavos convertidos a Cristo.
Los Apóstoles fundaron Iglesias y pusieron al frente de las mismas a algunos hombres, para que les sucediesen en la misión que ellos mismos habían recibido del Señor. De estas Iglesias apostólicas, como brotes nuevos, han surgido las Iglesias de todos los tiempos. Aunque han sido y son numerosas, forman una sola Iglesia apostólica, el nuevo pueblo de Dios.
Tanto los primeros discípulos como los de hoy, tenemos la certeza de que, gracias al Espíritu, Jesús resucitado permanece en medio de nosotros. En todo el Nuevo Testamento la comunidad cristiana tiene una conciencia viva de la presencia del Señor en ella. No da testimonio de Jesús como de una persona ausente, sino como de alguien vivo y presente, lo celebra en la liturgia, lo invoca, vive y muere por él, y con su Espíritu se ve siempre perdonada y vivificada. Con todo, no podemos identificar la Iglesia con Cristo. Jesús y la Iglesia son inconfundibles entre sí. Él sobrepasa infinitamente a la iglesia y, en cuanto Señor de la Iglesia, su palabra, su vida y su entrega hasta la muerte es la norma a la que la comunidad cristiana debe atenerse siempre.
La Iglesia de Jesucristo sabe que la luz y la fuerza del Espíritu Santo, que el Señor le prometió, la mantiene, paciente y fiel, aun en medio de las dificultades y las persecuciones que experimenta sin cesar. Ella conserva, íntegra, la unidad de la fe, y mantiene viva la comunión fraterna, reforzando los vínculos de paz y mutua hospitalidad entre las diversas comunidades cristianas, acudiendo solícita en ayuda de las más necesitadas.
La Iglesia de Jesucristo responde generosa al urgente mandato del Señor de anunciar el Evangelio por todos los rincones del mundo; ha sido, es y será siempre misionera. Así mismo, mientras camina en este mundo, aguarda con humilde confianza y vigilante ardor el retorno del Señor, su gloriosa venida.
LA IGLESIA ES EL NUEVO PUEBLO DE DIOS
Dios había elegido a Israel entre los demás pueblos. No lo eligió por su grandeza, sino por amor y para que fuese “luz de todas las naciones”. Por la elección y la Alianza, Israel es un pueblo santo.
Aunque no siempre fue fiel a ese pacto de amor, sí hubo hombres y mujeres que se fiaron por completo de Dios, los pobres de Yahvé. En su vida pública, Jesús reunió en torno suyo a algunos de ellos y escogió a los doce Apóstoles con la intención de congregar consigo al nuevo Pueblo de Dios. Con su muerte, su resurrección y con el envío del Espíritu Santo, instituyo la Alianza nueva y eterna de Dios con todos los hombres, ya fuesen judíos o gentiles.
Vemos el vídeo de La Iglesia de la Editorial Casals
CREO EN LA IGLESIA QUE ES UNA, SANTA CATÓLICA Y APOSTÓLICA
• Decimos que la Iglesia es una porque el Espíritu Santo une a los cristianos en Cristo, el único Señor, a fin de que, unidos en la fe, la esperanza y el amor, formen la familia de los hijos de Dios, único Padre de todos.
• Decimos que la Iglesia es santa porque es santo su fundador: Jesucristo; es santo el fin que busca: la santificación de todos los hombres; y son santos los medios que Cristo ha dado para alcanzar su fin: la Palabra y los sacramentos.
• Decimos que la Iglesia es católica porque ha sido establecida por Jesucristo, para que hasta el fin del mundo lleve la salvación a todos los hombres, de todos los pueblos y de todas las culturas; y porque profesa, enseña y comunica toda la verdad de Jesucristo.
• Decimos que la Iglesia es apostólica porque se fundamenta sobre los Apóstoles que Jesús eligió y envió, y porque mantiene siempre vivo y eficaz lo que los Apóstoles enseñaron e hicieron, gracias a la ayuda del Espíritu Santo y al ministerio de sus sucesores, los obispos unidos al Papa.
Estas son las cuatro propiedades de la Iglesia y de su misión. La Iglesia no las tiene por ella mima; es Cristo quien, por el Espíritu Santo, da a la Iglesia el ser una, santa, católica y apostólica; él es también quien la llama a ejercitar cada una de estas propiedades o cualidades.
EL ESPÍRITU SANTO INSTRUYE A LA IGLESIA EN LA VIDA DE ORACIÓN
El Espíritu Santo enseña y recuerda a la Iglesia lo que Jesús dijo, e inspira a los cristianos diversas formas de orar, todas ellas presentes en la eucaristía.
- Bendición es la respuesta agradecida a los dones de Dios: bendecimos a Dios, que nos bendice primero y nos llena de sus dones.
- Adoración es la oración de quien se reconoce criatura ante su Creador y se postra ante él, que nos salva y nos libera del mal.
- Petición es la forma de oración por la que pedimos perdón y suplicamos, humilde y confiadamente, por nuestras necesidades espirituales y materiales; pero la primera realidad que debemos pedir es la llegada del Reino de Dios.
- Intercesión es pedir a favor de otro, sin límites ni fronteras, incluso pedir por los enemigos.
- Acción de gracias es agradecer a Dios todos los acontecimientos que vivimos y dones que recibimos.
- Alabanza es reconocer que Dios es Dios, nuestro Padre que nos ama siempre.
En el siglo XIX, siendo aún muy joven, Santa Teresita del Niño Jesús ingresó en el monasterio de carmelitas de Lisieux, en Francia, dedicando su vida a Dios y practicando la humildad y la sencillez evangélica:
“He hallado mi propio lugar en la Iglesia. En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor”
Vemos el vídeo de la vida de Santa Teresita del niño Jesús. Lisieux
Cantamos: Levanto mis manos
Fuente:
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Testigos del Señor. Editorial EDICE, 2ª edición. Madrid, 2015.
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Sagrada Biblia. Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Madrid, 2011.
ACTIVIDADES:
1. Reflexiona las siguientes preguntas y comenta con tus padres y catequistas
A. Activo. ¿Hacemos algo o nada por la Iglesia?
E. Enérgico. ¿trabajamos en ella con decisión o con pereza?
I. Ilusionado. ¿Colaboramos con alegría o de mala gana?
O. Operativo. Con obras o solo de palabra
U. Útil ¿ayudamos en algo o solo nos beneficiamos cómo hacemos ahora formando nuestra fe?
2. Os dejamos la película de Bakhita
IGLESIA
BAUTIZADOS
Y EN COMUNIÓN CON CRISTO
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