Lecturas de Misa AQUÍ.Os dejamos el Evangelio según San Lucas 2, 22-40:
MEDITAMOS:
JESÚS CRECÍA EN SABIDURÍA, ALTURA, GRACIA Y AMOR
José y María cumplen la ley de Moisés al llevar al Niño a Jerusalén para consagrarlo al Señor. Simeón y Ana, dos personajes piadosos, advierten su presencia y su significación para la historia de la salvación. Simeón dijo que Jesús es la luz que alumbra las naciones, es un ejemplo para todo hombre que puede elevar a Dios un cántico de acción de gracias al final de su vida a modo de mirada retrospectiva. Jesús es paz y luz. Crece en sabiduría, altura, gracia y amor.
PARA LA VIDA:
Como Simeón y Ana tenemos la misión de llevar su luz a los demás, esa luz que recibimos en nuestro Bautismo y que nos hace tener la misma misión que Jesús: Llevar la Buena Noticia del amor de Dios y la esperanza a todos. Creciendo en la fe y confianza en Dios.
Querido Jesús, hoy te pido
que me ayudes a confiar en ti,
que ilumines mi corazón,
aunque no siempre entienda
todo lo que me pides.
Hazme dispuesto,
que ilumines mi corazón,
aunque no siempre entienda
todo lo que me pides.
Hazme dispuesto,
a entregarme a ti con alegría,
a llevar tu Reino de amor a todos.
Gracias, Señor, por tu amor,
por llamarme a seguirte
a llevar tu Reino de amor a todos.
Gracias, Señor, por tu amor,
por llamarme a seguirte
y ser mi amigo. Amén.
Cantamos "Enciende una Luz"
ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio. Después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones:
- Contesta: ¿A qué fueron al Templo, José y María con el niño Jesús?
¿A quién se encontraron en el templo?
¿Quiénes eran Simeón y Ana? ¿Qué les dijeron?
- El texto:
- Reflexión:
- Oración: Enséñanos a saber mirar como Tú, Dios Padre,
- Interiorizamos la Palabra de Dios:
- Me comprometo:
Lucas relata el encuentro con Simeón y su profecía en el Templo. También aquí es el carácter sacerdotal y de sacrificio lo que interesa al evangelista. El Espíritu Santo estaba en Simeón: proclama al que ahora es la "consolación de Israel", el Mesías, el "Ungido del Señor", Jesucristo. Ana, por su parte, se hace eco del cántico de Simeón, cuya acción de gracias por la llegada del Mesías es un himno litúrgico que refuerza aún más la centralidad del Templo y del culto. La espada de la que habla Simeón puede matar, pero también salvar. En este sentido, es Jesús quien va a discernir los corazones y la Virgen María es la primera cuyo corazón está lleno de fe.
Cuarenta días después del nacimiento, la madre debía ofrecer un rito de purificación en el Templo y según Ex 13,2.12-13 el padre debía rescatar al primogénito con una ofrenda en el Templo. En este lugar santo se relacionan con dos ancianos que representan al Pueblo de Israel, que encuentran a Aquel que será la gloria de Israel y la luz de las naciones paganas; hacia este niño converge todo el Antiguo Testamento con sus promesas y profecías. Simeón interviene primero y es un anciano que espera el “consuelo de Israel” y proclama con un cántico que ahora ya puede morir tranquilo, porque sus ojos han visto la salvación en la persona de Jesús, en el cual reconoce al Mesías. Después interviene Ana una anciana, profetisa y santa del Antiguo Testamento que encarna a los pobres de Yahvé que esperaban la salvación de Dios, ella al ver al niño proclama que la liberación ha empezado con la llegada de Jesús.
El Espíritu Santo que moraba en Simeón es quien le revela el secreto de aquel Niño que se presenta al templo en brazos de su Madre, impulsado por ese Espíritu se acerca al templo. Que ese mismo Espíritu nos muestre a Jesús y lo que Dios quiere manifestarnos por medio de esta Palabra. ¿Qué es lo que Dios me está diciendo en esta lectura? ¿Qué luz nos aporta este pasaje a la realidad de nuestras familias?
También nosotros, inmersos en el bautismo en la muerte y resurrección de Cristo, somos el templo de Dios. Estamos llamados a ofrecer nuestras vidas como un sacrificio espiritual. Como la gota de agua que el celebrante mezcla con el vino antes de la consagración, deseamos participar en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana(Cf. Misale romanum, Ordinario de la Misa).
Estamos llamados a "presentarnos" ante el Señor para ofrecerle nuestra vida y todo nuestro ser, porque le pertenecemos y en él encontramos nuestra felicidad. Cada vez que participamos en la Eucaristía, podemos actualizar este ofrecimiento de nosotros mismos, por ejemplo, durante la presentación de los dones (antes llamada "ofertorio"), durante la elevación, o durante la acción de gracias después de la Comunión. Toda nuestra vida puede convertirse en una "presentación al Señor": "¡Te serviré, Señor, déjame servirte!” Estamos llamados a devolverle todo a Él. Él es la verdadera luz, su Espíritu nos da el amor que está en el corazón de nuestras vidas y que podemos transmitir para dar sentido a tantas vidas: « El amor es una luz —en el fondo la única— que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar».
¿A qué te invita esta fiesta? ¿Tomas cada día la decisión de encontrar a Jesús? ¿Dónde y cuándo acontecen tus experiencias del Espíritu? ¿Qué sugieren para tu vida los profetas Simeón y Ana?
miras el mundo
y en él a las personas.
¡Qué fácil es ver sólo en el preso un delincuente!
¡Qué fácil es ver en la prostituta una mujer de mala vida!
¡Qué fácil es ver en el gamberro, en el que arma bulla,
en el rebelde, en el que desentona…
una persona poco recomendable!
Ayúdanos a saber ver en el pobre, en el inmigrante,
en el vecino, en el que a diario me cruzo por la calle,
en el que a veces me fastidia, en el enfermo,
en el que tiene alguna limitación… un hijo de Dios,
un hermano mío.
Ayúdame a saber mirar la salud y la enfermedad,
los éxitos y fracasos, la pobreza y la riqueza,
la abundancia y la escasez, las alegría y las penas como Tú lo vez.
Continúa tu oración personal a partir de este texto ................
Simeón y Ana, se alegran del encuentro que han tenido, acogen a la Luz del mundo. Ellas reconocen que en aquel Niño la salvación de Dios se ha hecho presente en nuestro mundo.
Para Simeón nos dice también quién es Jesús, “porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones, y gloria de tu pueblo Israel” (30-32). Para Ana, Jesús es el libertador (38). Simeón anuncia que Jesús será como una bandera discutida, unos lo acogerán y otros lo rechazarán, y a María le anuncia que el sufrimiento les acompañará (34-35). La Salvación, el Libertador, encontrará dificultades en su vida para poder realizar su Proyecto. La cruz desde el principio toma cuerpo en la vida de Jesús, el sufrimiento aparece.
Conclusión: se nos dice que la familia regresa a su espacio natural, al anonimato, a la vida ordinaria, a la vida oculta permaneció en la que Jesús unos treinta años viviendo como un vecino más de aquel pueblecito de Nazaret (39). Y allí “iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con Él”. (40).
Jesús iba creciendo y robusteciéndose,
lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con Él
(repetimos)
Jesús iba creciendo y robusteciéndose,
lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con Él
...............
. ¿Veo en mi mundo, ahora, otras personas como Simeón y Ana? ¿Quiénes son? Jesús crece ante Dios y ante los hombres en sabiduría y en gracia junto a María y José. También nosotros estamos llamados a pedirle al Señor que nos ayude a crecer permanentemente en sabiduría y en gracia, para ser luz para los demás.
. Vives la EUCARISTÍA del domingo: Encuéntrate cada domingo con Jesús que se hace PRESENTE en la Misa, escucha su Palabra y llévala a los demás con alegría y esperanza.
2. Aprende y colorea:



3. Ve el Vídeo "Misión de trasmitir la Buena Noticia" Después coméntalo con tus padres y catequistas:
4. Realiza el puzzle:
¡SEÑOR, AYÚDANOS A CRECER PERMANENTEMENTE
EN SABIDURÍA Y GRACIA!
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