Os dejamos a continuación el Evangelio de Marcos 4,26-34:MEDITAMOS:
Jesús nos explica con parábolas como es su Reino; una semilla que germina, un grano de mostaza, un tesoro escondido, una perla…
El grano de mostaza es el mismo Jesús que muere y ofrece su Vida por nuestra salvación.
El árbol que crece es la Iglesia.
Y los pájaros, que se cobijan a su sombra, somos todos nosotros que descansamos en las enseñanzas de los apóstoles.
PARA LA VIDA:
Jesús me dice hoy:
. Quiero que quieras ser santo.. Confía en mi y no te dejaré ir de mi mano.
. Del pequeño grano de mostaza que tú eres, yo haré que crezca un gran árbol frondoso.
. ¡Serás un sembrador de paz y de alegría!
Querido amigo Jesús,
hoy quiero darte gracias
por mi familia y mis amigos.
también por la semilla de Fe
que pusiste en mi corazón
el día de mi bautismo.
Ayúdame a que siga creciendo,
que desde mi pequeñez
pueda llevarla a los demás,
que conozcan a Jesús
y los llene de ilusión
y de esperanza. Amén.
Para los más pequeños "La semilla de mostaza"
ACTIVIDADES:
1. Lee o ve de nuevo el Evangelio. Después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones:
- Contesta: -¿a qué se parece el Reino de los Cielos? - ¿Qué ocurre con la semilla una vez puesta en tierra? - ¿Depende del hombre su crecimiento? -¿Qué ocurre cuando el grano está listo? - ¿Con qué compara Jesús al Reino de los Cielos en la segunda parábola? - ¿Qué tamaño tiene esta semilla? - ¿Qué ocurre una vez sembrada?
- Reflexión: La segunda parábola, se trata de una semilla especifica; el grano de mostaza. El grano de mostaza es considerada una de las semillas más pequeñas del mundo. A pesar de su pequeñez, esta llena de vigor y de vida. Y una vez en tierra es capaz de crecer, y llegar a ser uno de los vegetales más grande y alto del huerto. La fuerza de la semilla de mostaza no es proporcional a su tamaño, sino que esta dotada de una fuerza interior que le hace crecer de tal manera, hasta llegar a dar cobijo con sus ramas a los pájaros. Así como tú, que en tu corazón has recibido la Palabra de Dios, y seguramente desde ya estás dando frutos del Reino en tu vida, imagínate mas adelante. La pequeñez del grano de mostaza la observamos en la vida de los Santos, en la humildad de la Santísima Virgen María “el Señor miro con bondad mi pequeñez”. Para entrar al Reino de los cielos es necesario hacerse pequeños. Ser pequeños en la tierra como un grano de mostaza, para llegar a ser grandes como un árbol frondoso, en el Reino de los cielos.
- Meditación del Papa Francisco : Este Evangelio está formado por dos parábolas muy breves: la de la semilla que germina y crece sola, y la del grano de mostaza. A través de estas imágenes tomadas del mundo rural, Jesús presenta la eficacia de la Palabra de Dios y las exigencias de su Reino, mostrando las razones de nuestra esperanza y de nuestro compromiso en la historia. En la primera parábola… semilla, echada en la tierra, se arraiga y desarrolla por sí misma, independientemente de que el campesino duerma o vele. La semilla es símbolo de la Palabra de Dios. Como la semilla se desarrolla en la tierra, así la Palabra actúa con el poder de Dios en el corazón de quien la escucha. Dios ha confiado su Palabra a nuestra tierra, a cada uno de nosotros, con nuestra concreta realidad. Podemos tener confianza, porque la Palabra de Dios es palabra creadora, destinada a convertirse en «el grano maduro en la espiga». Esta Palabra si es acogida, da ciertamente sus frutos, porque Dios mismo la hace germinar y madurar a través de caminos que no siempre podemos verificar y de un modo que no conocemos. Es siempre Dios quien hace crecer su Reino, el hombre es su humilde colaborador, que contempla y se regocija por la acción creadora divina y espera con paciencia sus frutos. La segunda parábola utiliza la imagen del grano de mostaza. Aun siendo la más pequeña de todas las semillas, está llena de vida y crece hasta hacerse «más alta que las demás hortalizas». Y así es el reino de Dios: una realidad humanamente pequeña y aparentemente irrelevante. Para entrar a formar parte del Reino es necesario ser pobres en el corazón; no confiar en las propias capacidades, sino en el poder del amor de Dios; no actuar para ser importantes ante los ojos del mundo, sino preciosos ante los ojos de Dios, que tiene predilección por los sencillos y humildes. Cuando vivimos así, a través de nosotros irrumpe la fuerza de Cristo y transforma lo que es pequeño y modesto en una realidad que fermenta toda la masa del mundo y de la historia. (Papa Francisco).
- Lo reflejo en mi vida: El Reino de Dios requiere nuestra colaboración, pero es, sobre todo, iniciativa y don del Señor. Nuestra débil obra, aparentemente pequeña frente a la complejidad de los problemas del mundo, si se la sitúa en la obra de Dios no tiene miedo de las dificultades. La victoria del Señor es segura: su amor hará brotar y hará crecer cada semilla de bien presente en la tierra. Esto nos abre a la confianza y a la esperanza, a pesar de los dramas, las injusticias y los sufrimientos que encontramos. La semilla del bien y de la paz germina y se desarrolla, porque el amor misericordioso de Dios hace que madure. (Papa Francisco). ¿Cuál es la semilla que llevo en mano para poner en tierra? ¿Preparo la tierra antes de sembrar? (es decir, ayudo a las personas a entender el Evangelio) ¿Cómo me interpela a mí la parábola del grano de mostaza? ¿Me cuesta hacerme pequeño, y humilde? ¿Por donde empezar? ¿Comprendo que mi pequeñez se transformará en grandeza en el Cielo?
- En mi oración: Le pedimos al Señor ser una buena planta que dé frutos necesarios: Estoy creciendo, estoy más alto, más grande. Ayúdame a crecer también en el corazón. Que cada día sea más bueno, que tu amor me llene por adentro hasta que contagie a los que me rodean. Ayúdame a crecer en sabiduría, en oración, en solidaridad, en buen humor, en entrega a los demás. Cuídame mucho, como cuidaste a tu hijo Jesús cuando crecía. Hazme parecido a él, con sus mismos sentimientos y actitudes. Que crezca como un buen hijo tuyo en la fe, la esperanza y sobre todo en el amor. Amén Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy podemos hacerlo ante una imagen de Cristo crucificado o un Cristo sufriente, para pedirle poder imitarlo. Añadimos nuestras intenciones de oración....
- Interiorizo: Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón: «La semilla germina y crece» (Versículo 27) Y así, pidiéndole al Señor ser testigos de la luz para que otros crean, asumimos esta actitud.... los creyentes de hoy en día, debemos hacer un esfuerzo para ser capaces de contar lo que es para nosotros la fe y lo que puede suponer para una persona que no es creyente. Esta es una tarea fundamental para comunicar nuestra fe a los demás.
- Me comprometo: Es hora de la ACCIÓN… ¿A que me comprometo? En el grupo, nos comprometemos a ser una Iglesia que siembra Fe y Esperanza en todos los ambientes cotidianos. Nos comprometemos a visitar un asilo de ancianos, o una casa de huérfanos, o el hospital u otro lugar que consideren, a personas que vean que necesitan de su aliento de esperanza, que necesitan escuchar que Jesús está con ellos. Usad la hora de trabajo que incluye la creación del Reino de Dios en tu entorno. A lo largo de la semana vamos a fijarnos en ese compañero o amigo que no llama mucho la atención, es más callada o tímida. ¿Por qué Jesús nos hace fijarnos en las cosas pequeñas? ¿Son más importantes las personas que más destacan, las que son más protagonistas? Dios quiere que nos fijemos en las cosas pequeñas, Toma un compromiso para fijarte en esas personas que no llaman tanto la atención..Repasamos Jesús nos trae el reino de Dios:
2. Aprende y colorea:
4. Realiza el puzzle:
4. Realiza el puzzle:
¡SEÑOR AUMÉNTAME LA FE!
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