CATEQUESIS ANTO Y JULIA -SANTA MARÍA-: LAS BIENAVENTURANZAS. IV DOMINGO TO-A

PRIMERA LECTURA: “Dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre” (Sofonías 2,3;3,12-13 y Corintios 1, 26-31)

SALMO: “Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Salmo 145)

SEGUNDA LECTURA: Dios ha escogido lo débil del mundo” (1 Corintios 1, 26-31)

EVANGELIO: “Bienaventurados los pobres en el espíritu” (Mateo 5, 1-12a)

También podéis ver el Evangelio:

Para los más pequeños ¿Qué son las Bienaventuranzas?

MEDITAMOS:

Las bienaventuranzas son primero que todo declaraciones de la gracia de Dios, no son condiciones de la salvación o planes de acción para ganarse la entrada al reino de Dios.

Cada una de estas declaraciones que empieza con “Bienaventurados…” es un ideal de cómo vivir una buena vida cristiana y cómo encontrar a Dios cerca de nosotros. Podríamos revisar nuestra vida y ver si estas declaraciones encajan. Podríamos revisar si tienen sentido, si hubieran traído una cierta plenitud a nuestra vida cuando éramos humildes, misericordiosos, pacificadores, trabajadores de la justicia, burlados por nuestras creencias o cuando sencillamente éramos amables. Dios está cerca de nosotros en esos momentos. Podemos pedir la gracia de vivir esta visión de la vida, que yacía en la raíz de cómo vivió Jesús.

PARA VIVIR:

Las bienaventuranzas son como una guía para las personas que somos cristianas, para seguir un camino de santidad. Vamos a tenerlas cada una de ellas muy presente a lo largo de esta semana.

ORACIÓN:

Señor, como nos amas,

nos quieres ver felices

y ayudando a otros

a encontrar el camino de la felicidad.

Te pedimos por todos los niños del mundo

para que estemos siempre unidos a Jesús

y vivamos con alegría ayudando

a quienes nos necesiten.

Ayúdanos a ser buenos. Amén.

Cantamos las bienaventuranzas:

ACTIVIDADES:

1. Lee o ve de nuevo el evangelio y después comenta con tus padres y catequistas las siguientes cuestiones:

Las Bienaventuranzas es una guía de santidad. En la Biblia, la pobreza es un mal que hay que corregir, mientras que la riqueza no es un mal sino una necesidad para el funcionamiento de las personas y del mundo. Sin embargo, el amor a las riquezas suele llevar al descuido de Dios y de los pobres. La comunidad cristiana siempre ha tratado de hacer del cuidado de los pobres su prioridad, como es la prioridad de Dios. ¿El cuidado de los pobres es mi prioridad también?
El reino de Dios, como lo explica Jesús, cambia la manera corriente de mirar las cosas en su mente. Tal vez es lo que entendemos por conversión, la habilidad para mirar a la vida de una forma enteramente nueva, desde una perspectiva por completo nueva.
Le pido a Jesús que abra mi corazón a esta nueva manera de ver las cosas. ¿Encuentro resistencia para eso? La advierto y le pido a Jesús que me ayuda a desprenderme de ella.
Miro a Jesús. Él sabe de pobreza, trabajo manual, discriminación. Al mismo tiempo, transmite un sentido total de paz. La bienaventuranza está en el hecho de que Jesús está cerca. Dios puede usar a aquellos que a los ojos del mundo parecen tener poco valor.
Las Bienaventuranzas me muestran lo que hay en el corazón de Jesús, que él considera que son signos del reino de Dios. Oro para que mis ojos sean bendecidos para reconocer cómo el Reino de Dios está a mi alrededor y acerca de mí.
Pienso en mi propia vida y en mis desafíos del presente. ¿Cuál es mi propia bienaventuranza? Le pido a Jesús que me recuerde lo que significa estar verdaderamente bendito/a.
En este maravilloso pasaje, ¿a dónde me lleva mi oración hoy día? ¿Quién soy en este pasaje? ¿Dónde se me bendice?
Cuando nos tomamos un tiempo para leer y reflexionar lentamente este pasaje, ello puede llegar a ser un poderoso examen de conciencia.
A menudo comparadas con los Diez Mandamientos, las Bienaventuranzas son algo muy diferente: son bendiciones o regalos ofrecidos por Dios. No son para ser “observadas” como lo son los mandamientos, sino deseadas y nutridas en la oración. Es en la oración en que se revelan a sí mismos sus significados extrañamente paradójicos. Así, pondéralos lentamente y ve si te resuenan con tu propia experiencia de vida.
Imagina que estás en el Sermón de Jesús en la montaña: ¿Puedo sentarme frente a Jesús y escucharlo, como si nunca hubiese oído esas bienaventuranzas antes? ¿Qué efecto tienen en mi corazón? ¿Alegría, lágrimas, confusión, anhelos?
¿Dónde calzo yo en las bienaventuranzas? Tal vez, ahora mismo está sucediendo algo especialmente difícil en mi vida, tal como una enfermedad; o el desafío de ser un buen acompañante; o pérdida de fe y de esperanza. Pido a Jesús que convierta mi dificultad en bendición.
¿Tienes una favorita entre las Bienaventuranzas, una que te toque profundamente? Llévala y vívela en familia a lo lago de toda la semana. Fuente: Adaptado de espaciosagrado.org