Meditamos: Jesús hoy nos dice que no le interesa los que viven de apariencias, sino que busca el interior, el corazón de las personas. La ternura, la entrañable misericordia de Dios, revestido de viuda pobre, que se da a sí misma. Da la ofrenda de su Amor, todo lo que tiene para vivir y comer con generosidad y amor.
Para vivir: Dios mira el corazón y no el dinero. Cuando ofrecemos y damos a pesar de que nos duela porque tenemos poco; entonces hay en su corazón mucho más amor que cuando tiene mucho y comparte lo que le sobra. Y eso es lo que le gusta Dios. Un corazón generoso con mucho amor.
Compartamos nuestro tiempo, nuestra atención, nuestra ayuda, nuestras cosas con los demás. Todo para llenar nuestro corazón de amor.
ORACIÓN:
Señor Jesús,
amigo que me acompañas y me amas.
Ayúdame a tener un corazón grande para amar
y llevar felicidad a los demás. Amén.
Cantamos Te alabo Señor
ACTIVIDADES:
1. Vuelve a leer o ver el Evangelio de Marcos y comenta con tus padres y catequistas:
+ Veamos: ¿Vosotros en qué personas os fijáis más? ¿Quiénes son las personas que admiráis.. “vuestros ídolos”?
+ ¿ En qué se fija Jesús...?
+ Hay otro detalle importante en el Evangelio... lo que hace esta viuda pobre...
+ ¿Qué hacemos nosotros en casa, con lo amigos, con los pobres...?
+ “Esta comida no me gusta...” “No tengo ganas...” “Esto es mío...” “Estoy cansado...” “Que lo haga mi hermano/a...” “¿Quién me ha quitado...?” “Bueno, te doy, pero luego me tienes que dar tú...” “Es su problema...” “Pobrecito..., pero chao” “¿Dar a la Iglesia...?”.
+¿Cómo queremos vivir, entonces, los discípulos de Jesús...?
+Y Tu: ¿Practicas la generosidad? o quizás tienes que superar esas incongruencias, esa falta de coherencia entre lo que creemos y lo que después ponemos por obra en nuestra práctica diaria. Jesús insistió mucho a los suyos en esta necesaria relación entre fe y obras.
+ A lo largo de esta semana haremos el compromiso de ser generosos/as.
+ Cuento “El cofre del tesoro”
“Un
campesino estaba haciendo un pozo en su campo. Cuando llevaba horas cavando
con su pala, encontró un cofre enterrado. Lo sacó de allí y al abrirlo, vio
lo que nunca había visto en su vida: un fabuloso tesoro. El cofre estaba
lleno de diamantes, monedas de oro, joyas bellísimas, collares de perlas,
esmeraldas, zafiros y un sin fin de objetos preciosos que harían las delicias
de cualquier rey.
Pasado el primer momento de
sorpresa, el campesino se quedó mirando el cofre. Viendo las riquezas que
contenía pensó que era un regalo que Dios le había hecho. Pero aquello no
podía ser para él solo, era demasiado. Él era un simple campesino que vivía
feliz trabajando la tierra. Seguramente, había habido alguna equivocación.
Muy
decidido, cargó el cofre en una carretilla. Tomó el camino que conducía a la
casa donde vivía Dios para devolvérselo. Al rato de ir por allí, encontró a
una mujer llorando al borde del camino. Sus hijos no tenían nada para comer y
los iban a echar de la casa donde vivían por no poder pagar el alquiler. El
campesino se compadeció de aquella mujer y, pensando que a Dios no le
importaría, abrió el cofre y le dio un puñado de diamantes y monedas de oro.
Lo suficiente para solucionar el problema.
Más
adelante vio un carromato parado en el camino. El caballo que tiraba de él
había muerto. El dueño estaba desesperado. Se ganaba la vida transportando
cosas de un lugar a otro. Ahora ya no podría hacerlo. No tenía dinero para
comprar otro caballo. El campesino abrió el cofre y le dio lo necesario para
un nuevo caballo.
2. Aprende y colorea:
3. Ve el siguiente vídeo y comenta con tus padres y catequistas:
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