DAR PASO A LA PRESENCIA DE DIOS EN NUESTRAS VIDAS
Lee la cita del Evangelio según San Lucas 1, 57-66. aquí.
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Meditamos: Con excepción de la Virgen María, el Bautista es el único santo del que la liturgia celebra el nacimiento, y lo hace porque está íntimamente vinculado con el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. De hecho, desde el vientre materno Juan es el precursor de Jesús: el ángel anuncia a María su concepción prodigiosa como una señal de que «para Dios nada hay imposible» (Lc 1, 37), seis meses antes del gran prodigio que nos da la salvación, la unión de Dios con el hombre por obra del Espíritu Santo. Será Jesús mismo quien hablará de Juan con estas palabras: «Este es de quien está escrito: "Yo envío a mi mensajero delante de ti, para que prepare tu camino ante ti. En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él"» (Mt 11, 10-11).
El padre de Juan, Zacarías era sacerdote del culto del Antiguo Testamento. Él no creyó de inmediato en el anuncio de una paternidad tan inesperada, y por eso quedó mudo hasta el día de la circuncisión del niño, al que él y su esposa dieron el nombre indicado por Dios, es decir, Juan, que significa «el Señor da la gracia». Animado por el Espíritu Santo, Zacarías habló así de la misión de su hijo: «Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación por el perdón de sus pecados» (Lc 1, 76-77). Todo esto se manifestó treinta años más tarde, cuando Juan comenzó a bautizar en el río Jordán, llamando al pueblo a prepararse, con aquel gesto de penitencia, a la inminente venida del Mesías, que Dios le había revelado durante su permanencia en el desierto de Judea. Por esto fue llamado «Bautista», es decir, «Bautizador» (cf. Mt 3, 1-6).
Jesús mismo, desde Nazaret, fue a ser bautizado, Juan al principio se negó, pero luego aceptó, y vio al Espíritu Santo posarse sobre Jesús y oyó la voz del Padre celestial que lo proclamaba su Hijo (cf. Mt 3, 13-17). Pero la misión del Bautista aún no estaba cumplida: poco tiempo después, se le pidió que precediera a Jesús también en la muerte violenta: Juan fue decapitado en la cárcel del rey Herodes, y así dio testimonio pleno del Cordero de Dios, al que antes había reconocido y señalado públicamente.
La Virgen María ayudó a su anciana pariente Isabel a llevar a término el embarazo de Juan. Que ella nos ayude a todos a seguir a Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios, a quien el Bautista anunció con gran humildad y celo profético.(Santo Padre emérito Benedicto XVI).
Para vivir: Zacarías pudo hablar sólo cuando dijo «sí» al plan de Dios y aceptar que el niño se llamará Juan. Yo también quiero decir «sí» a lo que Tú dispongas, confiando plenamente en que será para mi felicidad presente y futura. Quiero esta Navidad pedir perdón por las veces en que no he sabido obedecer la voluntad de Dios que se manifiesta a través de su Iglesia.
Señor, en vísperas de la Noche Buena
quiero encontrarme contigo,
confío en tu piedad y en tu misericordia.
Ven, Señor Jesús, e ilumina mi existir,
lléname de esperanza para prepararme
a recibirte en mi pobre y débil corazón.
Ayúdame a caminar en la Iglesia, con valentía y fidelidad.
ACTIVIDADES:
1.Lee y aprende:
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